
Por: Roberto Sosa — 2 de julio, 2013
“Cuando el poder se aleja de los escrúpulos, la grandeza se convierte en abuso…â€, Marco Bruto en Julio César de William Shakespeare.
Con la traducción y adaptación de Alfredo Michel Modenessi (considerado una autoridad en la obra shakesperiana), la puesta en escena Julio César (interpretado por Eugenio Cobo), adquiere contemporaneidad para hablar de la tragedia y el drama del dictador romano. La obra homónima de William Shakespeare, se presenta de jueves a domingo en el Teatro Julio Castillo, con una mirada vanguardista, que acerca al espectador con los acontecimientos históricos, en el contexto del México de los años 60.
Hacer una versión de un clásico, tiene sus riesgos y trances, en este caso Claudia RÃos acepta y resuelve con acierto la dirección escénica de esta obra – que en sus palabras– demuestra cómo Shakespeare pudo hacer un eco de lo romano en su propio mundo isabelino, y cómo, a partir de ese planteamiento, es posible desarrollar uno más con el presente, en México.
En complicidad con Alfredo Michel, proponen un espectáculo con todos los elementos recurrentes en la dramaturgia del insigne autor inglés: la lucha por el poder, la traición, la mentira, las intrigas y el crimen. Julio César, muere asesinado en Roma, en la entrada al Capitolio, cuando articula la famosa frase: ¿Tú también Bruto?
Un trabajo actoral tan complejo e intenso que incluye momentos de aguda ironÃa que provocan fuertes carcajadas en el público, un texto con los mismos personajes del drama clásico pero desde una óptica distinta y un paralelismo con la realidad actual, las razones y las justificaciones de sus crÃmenes, incluida la corrupción, son las mismas.
El dictador se viste como un general –me recordó a Augusto Pinochet con su traje militar de gala en color blanco- y aparece en un vehÃculo rodeado de guardaespaldas; están también los senadores ataviados en trajes negros, como la misma mafia que representa al pueblo, donde sobre sale Marco Bruto (Hernán Mendoza), Cayo Casio (Humberto Solórzano), Casca (Arturo Reyes) y Marco Antonio (Mauricio GarcÃa Lozano), todo un cartel que representa la condición humana ante la ambición y la traición.
En la novela histórica, los senadores de la República, conspiran en contra del emperador, ya que lo ven como una amenaza, César desea instaurar el imperio en Roma y no están dispuestos a permitirlo, su soberbia ha encubado la envidia y la insurrección desde el centro del poder mismo.
Casca, un crÃtico del poder, convence a Marco Bruto y Cayo Casio de asesinarlo, por ambicioso. Los acontecimientos ocurren durante los idus de marzo –fecha en el calendario romano, que correspondÃa al decimoquinto dÃa del mes, era de buenos augurios, tenÃan lugar los dÃas 15 de marzo, mayo, julio y octubre-, en el año 44 A.C.
Julio César se divide en dos actos, en el primero se plantea la conspiración y el asesinato; aparece el elemento femenino y sensual con Porcia (Itatà Cantoral), esposa de Marco Bruto, y también está Calpurnia (Aurora Gil), esposa del dictador, que trata de convencerlo de no asistir al Senado el dÃa de su muerte. El segundo acto es la lucha por el poder entre dos bandos de guerrilleros, uno lo comanda Marco Bruto y otro Marco Antonio, aliado del asesinado dictador.
Escenas complejas enmarcadas por la escenografÃa de MatÃas Gorlero que con tan sólo algunos recursos apoya el trabajo actoral y deja el peso del montaje a la interpretación. El diseño sonoro es de Alejandro Castaños y el vestuario de Mario MartÃn del RÃo, se trata de una producción de primer orden que enmarca una interesante reflexión en torno al poder y la manipulación, sus vicios y sus horrores.
“Julio César retrata la condición del ser humano, por lo que seguramente encontraremos un sinnúmero de semejanzas con nuestra realidad mexicana. Los signos y sÃmbolos de poder que se han mantenido a lo largo de la historia de la humanidad y que perviven hasta nuestros dÃas. Decidimos montarla en los años sesenta, la escenografÃa e iluminación retrata estos espacios de poder; la musicalización y diseño sonoro recreará un ambiente romano con acentos de música contemporánea para recrear los ambientes de tensión que requiere la obraâ€, Claudia RÃos.
Cuando se pensaba que sólo la CompañÃa Nacional de Teatro poseÃa el privilegio de sorprendernos con obras de gran formato, largo aliento y un elenco de primera, llega Julio César para demostrar que el compromiso, la pasión y el teatro elevado a espectáculo de gran audacia es un acto que puede y debe hacerse de forma más cotidiana. La Rama de Teatro, compañÃa productora de Julio César lo logró y con buen tino.
“Espero que el público salga del teatro con una profunda reflexión de lo que significa el poder, la ambición y la falta de escrúpulos, disfrazados de bien comúnâ€, Claudia RÃos. Fotos: Édgar EnrÃquez.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.
Deja un comentario