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Por: JazmÃn Aguilar — 18 de junio, 2013
“Azul… como una ojera de mujer habla de los diferentes momentos por los que pasa una mujer durante la vida en pareja: el deseo, el amor, el desamor y la seducción”, Cecilia Lugo.
Con una calidez indiscutible se presenta la obra Azul… como ojera de mujer interpretada por Contempodanza, bajo la idea, coreografÃa y dirección de Cecilia Lugo, una pieza dancÃstica que cita la canción del compositor AgustÃn Lara invitando a conocer los verdaderos sentimientos de una mujer por medio de su expresión corporal.
Azul… como ojera de mujer llega al Teatro Benito Juárez en el Centro de la Ciudad de México, exaltando los sentidos y precipitando el flujo sanguÃneo, que se envuelve en la seducción y la fantasÃa que experimenta el Ãmpetu de la pasión en algún momento de nuestras vidas, la edad es subjetiva porque el corazón siempre seguirá siendo carmesÃ.
En medio de una nube de hielo seco los espectadores abordan el recinto que sorprende al dar la bienvenida de una manera tan particular, la atmósfera consigue que te inmiscuyas en la quimera incluso antes de que comience la función, la luz se extingue y retrocede el tiempo, la época de la elegancia, el glamour y las boquillas para fumar cigarro se manifiestan con los años veinte, la canción que germinó la idea se instala en los oÃdos de todos y un desfile sutil presenta a cada uno de los personajes bajo un ambiente de regocijo y sensualidad.
En la escena, las mujeres joviales y bellas, concuerdan con su follaje impúdico y seductor, los vestidos entallados liberan la imaginación y el maquillaje nocturno las hace lucir con ansias de fruición e ilusiones; los caballeros con un traje estilo zoot suit distinguido por el pantalón muy holgado ceñido en la cintura y en los tobillos con tirantes, un saco largo con amplias solapas y hombros acolchados, sombrero tipo italiano adornado con una pluma, largas cadenas a un costado y zapatos estilo francés bicolor blanco con negro, contagian el orgullo con su manera de portarlo.
Juntos hacen la mezcla idónea para dar el primer paso hacia la tragedia del romance, bañado con una luz azul el escenario recuerda la profundidad del mar, dejando al descubierto a los actores que ahora se encuentran en vestimentas menos apropiadas, camisón y pantalón es su único atuendo, el cabello en ellas se transforma en un signo de feminidad y reproche introspectivo que data desde el principio de una historia donde existe un sentimiento tan encarnado que es imposible de evadir.
La novela que ha muerto y resurgido es trazada con sus pasos ligeros marcados por el vaivén de sus movimientos, el reclamo de nunca haber recibido una carta, una respuesta ante esa dedicación en cuerpo y alma hacia el ser amado, que más allá de conquistar, te enloquece, te roba todo el raciocinio que puedes demostrar, te transforma en una especie de bestia sin escrúpulos, que ve su vida transcurrir como un sube y baja, sin la certeza sobre qué ocurrirá al dÃa siguiente cuándo llegue el amanecer, sólo con la fina esperanza de que algún dÃa todo será diferente y no habrá que ocultarse más tras la máscara de la felicidad y la plenitud.
Siguiendo la rutina de aproximarse y olvidarse, descubriendo nuevos horizontes como un niño que da sus primeros pasos, las bailarinas comienzan a descifrar el poder que poseen lentamente, tan poca edad y con una pasión desbordante, bajo sus faldas se asoma una delicada y sensual prenda teñida en rojo, su brillo satinado resplandece en las pupilas y hace latente una duda ¿Una mujer se enamora al momento de entregarse a un hombre en la cama? La repuesta es incierta puesto que cada todas guardan una joya única en su interior y serán pocos los que puedan apreciarla a plenitud y descubrir lo maravillosa que puede llegar a ser.
Con un desenlace de tintes extravagantes, esta gala de Contempodanza regresa a su vestuario concluyendo de la misma manera que se introdujo a la historia, con un recorrido a lo largo del escenario acompañado por la voz de Elvira RÃos y la letra de Azul como una ojera de mujer, que juega perfectamente con el contexto y te endulza la boca al observar como uno de los hombres se calza unas zapatillas y transgrede su propio género demostrando que el amor no tiene sexo.
La danza contemporánea se funde en un abrazo sensual con los bailes finos de salón de los años 40 en la coreografÃa Azul… como una ojera de mujer, la ultima creación de Cecilia Lugo… “Porque la mujer camina por las cuevas de sà misma, descubriéndose a cada paso, encontrándose por dentro, sorprendida, asombrándose de su poder, postrada ante su capacidad de delirio”.
Azul como una ojera de mujer
CompañÃa: Contempodanza
CoreografÃa: Cecilia Lugo
Teatro Benito Juárez
Funciones (hasta el 30 de junio)
Viernes, 20:00 horas,
Sábados, 19:00 horas
Domingos 18:00 horas
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