Por: Colaborador Invitado — 1 de enero, 2008
La presente entrevista es cortesÃa de Danza, Pasión & Movimiento, aparecida en el Número 1, octubre, 2007.
Definitivamente es una de esas personas nacidas para triunfar. Al oÃr sus anécdotas de cómo empezó en la danza y los caminos que anduvo hasta llegar a ser primera figura del Royal Ballet “una de las compañÃas de ballet–según nos dice– más importantes del mundoâ€, uno no puede dejar de pensar en que Tamara Rojo realmente ha estado en el lugar y momento adecuados, que es una mujer con ángel y también, que no habrÃa mejor lugar para ella que el escenario, pues al hablar, se deshace en gracia y ademanes por demás expresivos, que descubren en momentos a una Tamara, niña, mujer, artista y bailarina. A sus 33 años, exitosa y multipremiada, Tamara Rojo nos platica cómo ha logrado llegar a ser una de las bailarinas más reconocidas y seguidas por el público de la danza en diferentes escenarios del mundo.
DPM. ¿Dónde naciste?
Nacà en Canadá porque mis padres vivÃan ahÃ, pero meses después se mudaron a España asà que, realmente mi nacionalidad es española.
DPM. ¿A qué se dedican tus padres, ellos tienen algo que ver con la danza?
Mi padre es ingeniero industrial y mi madre era contable y luego se hizo directora administrativa de Burguer King España. Asà que, ninguno de los dos tienen nada que ver con la danza.
DPM. ¿Cómo fue entonces tu primer contacto con la danza?
Fue en el colegio, en actividades extra escolares que habÃa por la tarde. Un dÃa estaba lloviendo, hacÃa mucho frÃo en Madrid, era invierno, mi madre trabajaba, entonces me recogÃa más tarde y la maestra me dijo que la esperara dentro del gimnasio del colegio. Cuando entré, vi que estaban dando clases de ballet y dije, esto me gusta, no sabia lo que era pero cuando vino mi madre yo no me querÃa ir, tenÃa cinco años y desde entonces quise hacer ballet y no descansé hasta que me apuntaron.
DPM.¿ Cuál fue tu primera escuela profesional?
La de VÃctor Ullate. Él tenÃa un grupo que actuaba en la televisión española, ahà yo los vi, querÃa bailar como esas niñas. Entonces mi madre me apuntó y empecé a trabajar más duro.
DPM. ¿Sientes que sacrificaste algo de tu niñez y juventud por la danza?
Nunca he sentido que haya sacrificado algo en ningún aspecto, realmente yo querÃa pasar más tiempo bailando de lo que me dejaban, mi madre me ponÃa condiciones: ¨si no sacas buenas notas, no haces ballet¨. Entonces tenÃa que superar todas esas barreras para llegar a la clase de ballet todos los dÃas que era lo que yo querÃa. El dÃa que el maestro me dijo que tomarÃa clases por la mañana y por la tarde, para mà fue una felicidad. Tuve que dejar la escuela de dÃa y empecé a ir por la noche.
A mÃ, la danza siempre me dio más, me dio experiencias, pude viajar, en verano iba a cursos internacionales de ballet, aprendà idiomas, aprendà que la gente de otros paÃses es interesante, disfruté de otras culturas a una edad muy temprana, aprendà muchas cosas; entonces, me parece que la danza me ha dado mucho más de lo que en teorÃa he sacrificado, en realidad, nadie nos obliga a ser bailarines, no es la armada, uno hace lo que quiere y en cualquier momento puedes dejar de hacerlo, asà que me parece que es un drama, un poco exagerado, eso del sacrificio.
DPM. ¿Con qué compañÃa fue tu primer trabajo profesional?
Con la compañÃa de la comunidad de Madrid que dirigÃa VÃctor Ullate. A los 17 años, VÃctor me hizo aprendiz de la compañÃa; una semana después, una bailarina se lesionó y me preguntaron: ¨¿te puedes aprender este ballet para mañana?¨ Dije que sà y al dÃa siguiente ya estaba bailando.
DPM. ¿Cómo y por qué llegaste al Royal Ballet?
En realidad, en España no habÃa mucho Ballet que ver… Tenemos una historia interesante, Diaghilev estuvo ahÃ, pero todo eso se perdió con la monarquÃa. Entonces, desde muy joven era muy difÃcil ver ballet realmente aprendÃamos de videos y los que más me gustaban eran los de la Opera de ParÃs y del Royal Ballet. De la Opera de ParÃs me gustaban los videos que hizo Makarova donde podÃas ver a Sylvie Guillem, Grand Pas Clasique y más. Pero la Opera de ParÃs era inalcanzable. Como extranjero no habÃa posibilidad de entrar, todos vienen de su escuela y lo entiendo, hacen unos bailarines tan buenos. Y los otros videos que realmente me enseñaron otro mundo de la danza, que me despertaron como artista fueron los de Kennet MacMillan, Romeo y Julieta, Mayerling y, sobre todo, Manon.
Recuerdo que viendo esos videos entendà que me habÃa hecho bailarina para algún dÃa hacer esos ballets y que si no llegaba a hacer nada más, por lo menos tenÃa que llegar a bailar Romeo y Julieta, Mayerling y Manon. Entonces, en el 96, me ofrecieron un contrato para el Scottish Ballet y tuve mucha suerte porque con VÃctor Ullate no se hacÃa ballet clásico. Muy rápido tuve que aprender y, como era una compañÃa pequeña, realmente me dieron mucha atención y mucho cuidad. En tres meses hice La SÃlfide de Bournonville, El Cascanueces, El Lago de los Cisnes de Galina Samsova la directora, y Romeo y Julieta de John Cranko. Entonces, de pronto, hice muchÃsimas cosas de diferentes estilos y, en una función de Romeo y Julieta, el director del English National Ballet, Derek Deane me vio. El estaba buscando una Julieta para su producción que iba a hacer al año siguiente, entonces me ofreció un contrato para Londres en el English National Ballet y me dije: ¨¿Mas Cerca?¨. Y bueno, tres años después, la verdad es que me dije, ¡ya tengo que intentarlo! Llame por teléfono al Royal Ballet y Anthony Dowell me atendió. Platicamos. Seis meses después me devolvió la llamada diciéndome que habÃa un contrato. Asà que al final, eso fue lo que menos me costó, entrar al Royal Ballet.
DPM. ¿Entonces, desde un principio tuviste claro tu objetivo de llegar al Royal Ballet?
No lo tenÃa tan claro, pudo haber salido mal pero tuve suerte, estuve en el momento justo para que las personas adecuadas me vieran y me dieran una oportunidad y luego, eso sÃ, las oportunidades las estrujé, hice todo lo posible. En ese momento se iba del Royal Ballet una bailarina y necesitaban tener a otra que tuviera el suficiente seguimiento de prensa. Anthony pensó que era la jugada perfecta, y sÃ, ha salido bien (riendo) a mà me ha salido bien.
DPM. Has bailado en varias ocasiones con Ballet Nacional de Cuba, ¿hay una relación especial con Cuba y los bailarines cubanos?
Si, tuve maestros cubanos desde muy pequeña, VÃctor Ullate los invitaba a dar clase a su compañÃa. La última que estuvo, que además considero mi maestra es Loipa Araujo, que es con la que más trabajo y aprendo, tenemos proyectos en conjunto.
DPM. ¿Actualmente sigues trabajando con Loipa?
SÃ, ella viene mucho a Londres o yo voy a Cuba a trabajar con ella, o a España que también trabaja ahÃ, en la universidad. Si tengo dÃas libres y algo que preparar pues la busco y trabajamos. Es una mujer que ha viajado por todo el mundo y tiene tanta inteligencia, tantas formas de ver un rol… La he visto trabajar con otras gentes y a cada quien le sabe dar lo que necesita. Es fantástico, por eso me siento agradecida con Cuba y con el Ballet de Cuba, porque de alguna manera parte de su técnica es mi técnica, nuestra forma de bailar es muy parecida.
DPM. ¿Cómo es tu relación con tus partners?
La verdad me llevo siempre bien. Digamos que ha habido alguna excepción pero no lo voy a nombrar (riendo) ¡no se lo merece! En realidad me llevo bien con todos. Con Carlos Acosta me llevo fenomenal, somos como hermanos, nos entendemos muy bien, nos conocemos desde pequeños, lo mismo José Manuel Carreño, con quien también bailo a menudo, con Iñaki Urlezaga, Julio Boca, Federico Bonelli… No sé, en general me llevo bien, creo que no soy una bailarina difÃcil, eso lo tendrÃan que decir ellos, pero nunca he tenido grandes problemas, me gusta el trabajo de equipo, cambiar de pareja, saber el punto de vista de otra persona, cómo afrontan las coreografÃas o los roles.
DPM. ¿Y tu relación con el resto de la compañÃa, cómo es?
Bien, sabes, es una compañÃa muy ecléctica, hay gente de todo el mundo y la verdad es que vamos de gira muy poco, no es una compañÃa como el English National Ballet, que es como un grupito cerrado que todo el mundo sabe todo y todos se conocen. En el Royal Ballet cuando acabamos de trabajar todo el mundo se va a su casa y es como México, es grande, entonces desapareces, sales con algunos que son realmente tus amigos mas allegados. Es una compañÃa grande, diferente digamos menos entrelazada, también eso es sano.
DPM. ¿Cuando sales al escenario, ¿sigue habiendo nervios?
Pues depende de lo que bailes, los clásicos siempre tienen un punto de nervios y de tensión porque, es lo que es, si te caes no hay forma de mentir, te has caÃdo y punto, pero una vez que estás en el escenario el nervio se pasa y lo disfrutas, lo pasas bien.
DPM. ¿En qué te inspiras para bailar?
No sé si es una inspiración, una especie de fuerza que no soy muy consciente de dónde viene esa… esa luz, esa libertad. Suena un poco raro, metafÃsico, pero es como si te salieras de tu cuerpo, hay una cierta distancia entre lo fÃsico y lo mental, sientes que todo pasa un poco más lento. ¿En otra dimensión? un poquito (sonriendo). No quiero decir eso porque suena que estoy loca pero, de repente estás en el escenario y todo pasa como en otro plano y casi puedes ver lo que está viendo el público mientras lo haces, tú sabes cómo se ve desde afuera. Para mà esas son las mejores actuaciones, el cuerpo casi lo hace solo, no hay que pensar nada, todo va saliendo.
DPM. ¿Hay algún papel o ballet que no te guste hacer?
El Cascanueces no me gusta tanto. El primer año que estuve con el English National Ballet hice 62 Cascanueces, y la verdad es que ahora no lo hago más, si tengo que hacerlo lo hago, es muy fácil, es sólo un paso a dos pero, no es algo que artÃsticamente me llene, no desarrolla nada.
DPM. En la compañÃa, ¿tú decides qué bailar?
La directora artÃstica decide qué ballet le quiere dar a cada bailarÃn y luego si hay algo que realmente no nos gusta, podemos decir si lo queremos o no hacer.
DPM. ¿Algún ballet favorito, por qué?
La SÃlfide de Bournonville me costó muchas y muchas semanas de trabajo por lo que se convirtió en uno de mis roles favoritos, además es de los que mejores crÃticas he recibido y eso ocurre: los roles que no son tan obvios, que la gente pensarÃa que no te van bien y tienes que luchar y trabajar por ellos, de repente les encuentras otra forma y es nuevo y a la gente le gusta asÃ, es otra forma de ver La SÃlfide, otra forma de apreciarla. Entonces, puedo decir que he tenido muy buenos resultados con un ballet que de principio no era para nada mi estilo y, en general, los ballets que más trabajo me han costado, terminan siendo mis favoritos.
DPM. A las primeras figuras como tú, ¿qué tanta libertad les dan a la hora de bailar, les permiten hacer cambios en las coreografÃas?
Depende, digamos que en los clásicos los maestros son más flexibles, por ejemplo, en La Bella Durmiente, los principales tenemos algunos brazos diferentes, hay mas flexibilidad porque bueno, quién va a decir, ¨esto era asè. Que venga Petipa y lo diga. Hay tantas versiones que todo mundo cree tener la auténtica, eso es imposible.
Pero en ballets de Kenneth MacMillan lo increÃble es que han sido capaces de mantener la estructura de la coreografÃa, pero la interpretación es totalmente libre siempre. Yo creo que por eso es un coreógrafo tan vivo y tan relevante en todas las generaciones, sigue creciendo como coreógrafo porque las nuevas generaciones le aportamos innovadores puntos de vista y nuevas formas de hacer, cosas que, por ejemplo, desde mi punto de vista con Cranko, no sucede.
Cuando veo una coreografÃa de Cranko para mà todo es tan rÃgido, todos tienen que hacer lo mismo uno tras otro, en ese aspecto han sido más inteligentes las personas que han guardado a MacMillan porque se han dado cuenta que mejores artistas lo van a hacer mejor siempre. Por ejemplo, con Ashton es más particular porque sus ballets son más de estilo que interpretativos y en el Royal Ballet son muy estrictos con el estilo, y eso lo entiendo, es como con Balanchin, tienes que respetar el estilo coreográfico, y después viene la interpretación personal.
DPM. ¿Qué hace Tamara Rojo después de una función?
Pues generalmente ir a cenar, relajarme, no irme a la cama enseguida de bailar, eso es imposible porque la cabeza sigue dando vueltas. Ya después intento dormir lo más posible.
DPM. ¿Con qué coreógrafo te ha gustado más trabajar?
Mats Ek. Trabajar con él fue un sueño hecho realidad. Me enfrenté con un genio. Trabajar en un estudio con él es una maravilla. Nunca he tenido tantas ganas de aprender como con él. Por las mañanas me levantaba y ya querÃa estar ahà en el estudio doce horas al dÃa. Iba a mis ensayos y luego a los ensayos de los demás, intentaba absorber todo, por todos los poros. Ese hombre me parece increÃble, cada palabra que decÃa tenÃa un sentido, nada es gratuito. Nunca tiene necesidad de hablar por rellenar el silencio, todo tiene un significado y cada paso también. Ahora disfruto más sus coreografÃas después de conocerlo.
DPM. ¿A quién admiras?
A mucha gente, no toda viva, admiro mucho a Ninette de Valois y lo que ella logró hacer de la nada, en un paÃs sin tradición de la danza, me gustarÃa hacer algo en España aprendiendo de lo que ella hizo. Admiro mucho a Diaghilev, Nureyev, a Loipa Araujo. Admiro también el cine Mexicano, a sus actores y directores, creo que son fantásticos. De todo esto y muchas otras cosas uno se alimenta, enriquece y aprende.
DPM. ¿Qué es lo que más te gusta de ti?
(riendo y sonrojada). Eso sà que no lo puedo contestar… bueno digamos que, la perseverancia, soy muy cabezona, es lo mejor que tengo.
DPM. ¿Tienes algún pasatiempo?
Todos los que pueda meter en la agenda: el cine, pasear, viajar, me gusta mucho leer, sobre todo literatura hispanoamericana y española, procuro leer todos los dÃas.
DPM. ¿Que te hubiera gustado ser, de no haber sido bailarina?
La verdad es que desde pequeña yo querÃa ser todo, cada semana era una cosa diferente. Bailarina y abogado, bailarina y médico, bailarina y enfermera, siempre bailarina y algo más. No lo sé. Algunas veces pienso que me hubiera gustado ser actriz pero eso sÃ, creo que hubiese sido artista de todas maneras.
DPM. A lo largo de tu carrera has recibido muchos reconocimientos y premios. Uno de los más importantes ha sido el premio “PrÃncipe de Asturiasâ€, cuéntanos cómo fue.
Para mi, obviamente fue un gran honor porque las personalidades que lo han recibido son grandes nombres en el mundo y que me pusieran simplemente como candidata junto con Maya Plisetskaya, que es una Diosa de la danza, y al final nos lo dieran fue de verdad un honor, sobre todo fue importante por lo que significaba como respaldo de las autoridades, de La Familia Real a la danza en España, que es algo que necesitamos porque no hay una compañÃa profesional de ballet clásico. Además, que el PrÃncipe de Asturias dijera en su discurso: ¨va siendo hora de que apoyemos la danza (…)¨, eso ha sido más importante que si me dan el premio a mà o a cualquier otro. Además, a partir de entonces, la prensa, los medios, han tomado más responsabilidad, hay mucha más atención a la danza en España.
DPM. ¿Cómo te enteraste de la nominación y de haber ganado el premio?
De la nominación, me llamó para avisarme el presidente de la fundación del premio PrÃncipe de Asturias y claro, yo lo agradecÃ. Pero del premio, yo estaba de gira en Corea y me enteré porque al llegar a mi habitación de hotel, después de un ensayo a las diez de la noche, me llaman y en ese momento veo la lucecita roja del teléfono parpadeando, miles de llamadas perdidas. Contesto y me dice una voz en español: ¨Hola somos El PaÃs; que queremos saber sus declaraciones¨. Y pensé: ¨declaraciones de qué¨. Le pedà un momento. Entonces oà los mensajes de mi padre, mi madre, toda mi familia, el presidente de la asociación en fin, todo mundo… Y me pasé toda la noche contestando el teléfono –como en España era de dÃa y el premio se habÃa dado por la mañana–, tenÃa que hablar con todos. Fue muy bonito. Al otro dÃa me fui a celebrar.
DPM. Si se creara una compañÃa profesional de ballet en España ¿te gustarÃa ser parte de ella bailando o dirigiendo?
SÃ, me gustarÃa dentro de un tiempo ser directora artÃstica, siempre y cuando tuviera un equipo fuerte detrás. SerÃa importante que todavÃa pudiera bailar para crear un público, porque la gente va a ver nombres. Es un poco como el cine. Vas por ver a tal o cual actor o director. Esa es una realidad. Me gustarÃa empezar asÃ, bailar quizá los últimos tres o cuatro años de mi carrera para dar paso a las nuevas generaciones de artistas, crear un nombre para la compañÃa y para las generaciones que vienen detrás, para que no sea una compañÃa de diez dÃas, ni la compañÃa de Tamara Rojo. Eso no sirve de nada porque un dÃa yo no estoy y eso ya no existe. TendrÃa que ser una compañÃa Nacional con sus estrellas y que esas estrellas vayan creciendo y se tenga un futuro a muy largo plazo, aún sin Tamara Rojo y con otros directores. Eso es lo que a mà me interesarÃa, si algún dÃa se hiciera.
DPM. ¿Como bailarina, has logrado todo lo que te has propuesto?
(sonrÃe). Más o menos. Los sueños cambian, entonces uno no logra todo porque buscas una cosa, y te das cuenta que hay otra mejor. Entonces, parece que nunca llegas a ningún lado y te sientes igual, pero estoy satisfecha con lo que he hecho.
DPM. Si volvieras a nacer, ¿volverÃas a hacer todo lo que has hecho?
Yo creo que sÃ, quizá no todo igual. SerÃa bailarina, pero lo harÃa de una manera más fácil. ¿Cómo? ¡EntrarÃa en una buena escuela desde el principio, como la escuela de la Opera de ParÃs?.
DPM. ¿Eres feliz?
SÃ, yo creo que sÃ. Todos tenemos nuestros momentos. Eso de la felicidad constante no creo que exista.
DPM. ¿Qué crees que estarás haciendo en diez años?
Retirándome seguramente. Acabando de bailar, espero que no me cueste demasiado. He visto a grandes bailarinas que les ha costado mucho. Yo quiero hacerlo con dignidad y en el momento justo y luego devolviendo lo que he aprendido, pasar esos conocimientos. He tenido la suerte de viajar mucho, trabajar con muchos maestros y conocer diferentes técnicas. Espero, en un futuro poder enseñar todo eso, ya veremos… o me habré casado con un multimillonario (carcajadas). Fotos: Guillermo Galindo.
Danza, pasión & movimiento agradece infinitamente a Tamara Rojo el habernos concedido esta entrevista.
Fotos: Guillermo Galingo
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hola !! me encanta tamara sin dudas es una de las mejores bailarinas del mundo y ademas es muy bella.Le deseo lo mejor del mundo y la felicito por que al verla bailar se nota que le gusta mucho lo que hace, un beso …. muy bena entrevista.
Hola! genial la entrevista! me ha encantado de verdad! casi tanto como ver bailar a Tamara que, para mÃ, es de las mejores sino la mejor bailarina del mundo! en julio viene a mi cuidad el Royal Ballet de Londrés y ya no puedo con la impaciencia! ojalá algún dÃa pueda bailar la mitad de bien que ella… soñar es gratis!
HOLA TENGO 12 AÑOS Y ESTUDIO BALLET EN EL CONSERVATORIO PROFESIONAL DE DANZA DE LUGO ME HA ENCANTADO ESTA ENTREVISTA YA QUE YO , DE MAYOR , ASPIRO A SER COMO TAMARA ROJO (AUNQUE NO LO CONSIGA) ESPARO QUE ALGUNA VEZ ENTREVISTEIS A ANGEL CORELLA OS LO AGRADECERÃA.
pues tamara sin duda a sido
una selas mejores bailarinas y
me encanto la entrevista y yo tengo
7 años estudiando ballet y aspiro ser como tamara.-..
Tamara , eres una diosa!
conocerte serÃa un sueño y ojalá consigas hacer esa compañia de ballet clásico de la que hablas en España ,
sigue asà maestra 😉
Helena , valencia.