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Por: Paola Zamora — 4 de junio, 2013
A lo largo del tiempo, mucho se ha dicho de Frida Kahlo y pareciera ser que aún no terminamos de conocer a la tan controversial artista, ya que siendo una de las imágenes más representativas de México, es difÃcil no ceder ante los prejuicios y estereotipos que se han generado alrededor de esta figura.
A través de sus pinturas y exposiciones, asà como de libros, canciones, representaciones artÃsticas y puestas en escena, es como hemos podido atravesar la leyenda y adentrarnos en las múltiples facetas que este personaje tuvo a lo largo de su vida.
La compositora Marcela RodrÃguez, contó aquello que la llevó a escribir y descubrir esta nueva faceta de la artista y explicó que en 2010, cuando terminaba de leer el libro: Las cartas de Frida de Raquel Tibol, realizó una visita a la casa azul de Frida Kahlo junto a su amiga Cristina Lafont, ella le comentó que Catalina, su hija, es idéntica a Frida y le sugirió que realizara una ópera sobre la artista y que ella fuera la protagonista.
Enseguida se dirigieron a las oficinas de la directora del museo, Hilda Trujillo, para hacerle esta propuesta y ella accedió a que Marcela buscara lo que necesitaba en el archivo del recinto y le comentó que habÃa varias cartas dirigidas a figuras como Carlos Chávez, Rivera y Alejandro Gómez Arias que arrojaban nuevas luces sobre distintos pasajes de su vida y que le podrÃan ser de mucha utilidad.
Es asà como surgió la idea de esta puesta en escena, cuando al leer los escritos de la pintora, Marcela se dio cuenta de la habilidad literaria y crÃtica de Frida, asà como su visión del mundo y de aquellos que estaban inmersos en el. Una serie de eventos que marcan pautas significativas en la manera en que nosotros la conocemos.
“Sé que Frida Kahlo se ha vuelto como la bandera mexicana o la Virgen de Guadalupe. Comercial. Pero es un personaje que no por famoso deja de tener mucho que decirâ€, Marcela RodrÃguez.
Fue asà que en el marco del XXXV Foro Internacional de Música Nueva Manuel EnrÃquez y como escenario el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del Centro Cultural Universitario se presentaron siete funciones de esta propuesta de ópera-teatro que llevó la dirección de Jesusa RodrÃguez y Clarissa Malheiros y, la voz de la soprano Catalina Pereda que interpretaba a una Frida Kahlo doliente pero a la vez crÃtica y positiva.
Las cartas de Frida, se definió como una ópera de toilette, pues fue en el baño de la artista donde se encontraron estas cartas y en cierta medida es el hilo conductor de la misma. De tal manera que la escenografÃa se propusó como el baño donde la famosa figura mexicana pasó la mayor parte de su tiempo aliviando sus dolores y donde probablemente daba rienda suelta a su imaginación.
Ahà se unÃan los actores Natyeli Flores, Roldán RamÃrez y Carlos Brown complementando las escenas, las cuales eran musicalizadas con la colaboración del ensamble contemporáneo Tempus Fugit y la dirección concertadora de Christian Gohmer.
La obra comenzó con una escenografÃa muy minimalista, una pantalla hecha de papel, objetos cubiertos del mismo, un vestido muy representativo de la pintora y un cuerpo colgando del lado derecho del escenario. La música tenue dio inició y dos monos juegaban con un rollo de papel por todo el área, hasta llegar a Frida, que se encontraba desnuda con cintas por todo su torso, asemejando una representación de su cuadro La columna rota.
La primera de doce cartas se proyectó en la pantalla, se notaba el deterioro pero se alcanzaban a descifrar unas cuantas palabras y oraciones. La soprano entonaba aquello que decÃa la carta, y poco se entendÃa.
Todo iba bien hasta ese momento pero hacer de la obra una especie de ópera resulto un tanto erróneo. Creo que las cartas no se prestaban para ser cantadas y mucho menos en una propuesta tan creativa y contemporánea como esta.
Las escenas fluyeron casi de la misma forma, unas incluÃan a todos los actores y otras veces solo a Catalina Pereda. En las que se leÃan y recitaban las cartas, predominando la actuación, funcionaban mejor pues se apreciaban lo que decÃan las mismas a partir de un texto que cantadas.
Horas antes, en rueda de prensa, las creadoras habÃan informado que la ópera fue creada para sentir esa conexión entre texto y voz, que se darÃa a conocer una nueva faceta de Frida como escritora pero, la verdad es que falto mucho para llegar al objetivo.
Las directoras, Jesusa y Clarissa, hicieron un excelente trabajo en cuestiones artÃsticas, plásticas y narrativas. El uso del papel como elemento común y creativo para dar vida a objetos y vestimenta fue algo de lo más innovador que su pudo apreciar en la puesta en escena.
Las actuaciones de Carlos, Natyeli y Roldán fueron la complementación y a veces el protagónico perfecto para la ópera. Las dos mejores escenas es cuando ellos aparecÃan en el escenario ya que sus actuaciones son importantes para el desarrollo y seguimiento de las cartas. Sin ellos, la escena no hubiera tenido la fuerza ni la conexión que tanto se buscaba.
Con arreglos contemporáneos pero que conservaban la música original, La Bruja fue pieza clave para enmarcar una de las escenas que representaba la combinación perfecta entre minimalismo y neo mexicanismo. Importantes fueron los elementos representativos de la cultura mexicana, como una botella de tequila para aliviar las penas, un vestido muy colorido y un baile con la muerte.
Una escena muy mexicana pero a la vez posmoderna donde todos estos elementos eran ambientados con las composiciones del ensamble. Sin duda, la escena demostró la idea que todos tenemos de Frida pero con el toque literario que aún no descubrÃamos.
Las dos Fridas fue la escena que simplemente no tuvo comparación, pues usando los elementos como el papel y la actuación se encontró esa relación del texto y la música –que tanto se comentaba en la rueda de prensa–, tanto las composiciones como la parte actoral, la lectura de la carta y la iluminación hicieron que a nadie le quedará duda de la faceta crÃtica y literaria de la artista. La fuerza visual fue lo que protagonizó uno de los cuadros más representativos de la pintora, sin dejar de lado otros aspectos antes mencionados.
En mi particular punto de vista, asà debió ser toda la puesta en escena, no sólo el capricho por hacer ópera y con esto agregarle un toque diferente, el texto en sà ya era extraordinario.
Sin embargo, a pesar de esta visión tan particular, Las Cartas de Frida ofrece algo nuevo en cuanto a la imaginación y creatividad por hacer un teatro mexicano joven.
Sin importar los gustos, hay que decir que se deben seguir ofreciendo oportunidades tanto a directores y productores para explotar el talento y la capacidad para crear obras diferentes, lástima que estas producciones no sean consideradas por el público, que no era mucho, sin embargo en la medida que las creaciones sean de calidad y ofrezcan una mirada fresca, éstas se irán imponiendo en el gusto de las personas.
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Este espectáculo realiza una breve temporada del viernes 23 al domingo 25 de agosto de 2013 en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.