 
						Por: Claudia Magun — 19 de abril, 2013
 Estos dos pianistas concertistas de Bellas Artes evocarán esta pieza que cumple cien años de haber sido creada y que desde entonces es calificada como una de las obras más revolucionarias y trascendentales de la música clásica por sus innovaciones armónicas, rÃtmicas y tÃmbricas, un lenguaje de carácter único y de agresiva orquestación que en cada nota descubre la energÃa cósmica de este gran músico que nunca se consideró un revolucionario pero que llevó al lÃmite la herencia de la escuela nacionalista rusa y su inmortal talento lo definió como uno de los referentes incuestionables de la música del siglo XX.
 Estos dos pianistas concertistas de Bellas Artes evocarán esta pieza que cumple cien años de haber sido creada y que desde entonces es calificada como una de las obras más revolucionarias y trascendentales de la música clásica por sus innovaciones armónicas, rÃtmicas y tÃmbricas, un lenguaje de carácter único y de agresiva orquestación que en cada nota descubre la energÃa cósmica de este gran músico que nunca se consideró un revolucionario pero que llevó al lÃmite la herencia de la escuela nacionalista rusa y su inmortal talento lo definió como uno de los referentes incuestionables de la música del siglo XX. 
Compositor ruso nacionalizado francés y, posteriormente, estadounidense que se caracterizó por franquear de un estilo a otro con absoluta facilidad, concibió una de las partituras más emblemáticas de la historia de la música y por supuesto de la danza como El pájaro de fuego, la cual le dio la fama internacional, Petrushka y la Consagración de la Primavera que en su coreografÃa original de Vaslav Nijinsky se estrenó en 1913 en ParÃs, en el Teatro de Champs Elysées.
Tres grandes obras que en su estructura coreográfica representan la gran complejidad técnica y pasión narrativa que descubrió la genialidad de la música de Stravinski, una completa conspiración con el lenguaje del cuerpo que en su centuria festeja el Bolshoi en una versión muy del siglo XXI de Tatyana Baganova, una representación en la cual la música y el movimiento caen subyugadados ante la tecnologÃa.
 Otros muchos creadores han hecho suya está música para llevar su inspiración a la escena dancÃstica, como Pina Baush (1975), Maurice Bejar (1959), Shen Wei Dance Artes (2003), por sólo mencionar tres simbólicos ensambles de los tantÃsimos que han hecho de esta creación una composición pictórica que tritura las melodÃas populares rusas en fragmentos mÃnimos para articularlos en un diálogo contemporáneo que asciende a una atmósfera de expectación donde las imágenes corporales emergen como si se tratara de pinceladas en movimiento.
 Otros muchos creadores han hecho suya está música para llevar su inspiración a la escena dancÃstica, como Pina Baush (1975), Maurice Bejar (1959), Shen Wei Dance Artes (2003), por sólo mencionar tres simbólicos ensambles de los tantÃsimos que han hecho de esta creación una composición pictórica que tritura las melodÃas populares rusas en fragmentos mÃnimos para articularlos en un diálogo contemporáneo que asciende a una atmósfera de expectación donde las imágenes corporales emergen como si se tratara de pinceladas en movimiento.
En México también han sido muchos los que se han adjudicado esta partitura para plasmar su imaginación, también son muchos, pero se pueden recordar creaciones como las de Gloria Contreras con el Taller Coreográfico de la UNAM y la de Claudia Lavista y VÃctor Manuel RuÃz con Delfos Danza Contemporánea.
 Pero dejemos la escena de la danza para regresar a esta interpretación a cuatro manos que Guadalupe Parrondo y Rodolfo Ritter harán de la obra de Stravinski que poco se conoce y, menos, se programa en las salas de concierto, se trata de una partitura que a la vez que es simple, es compleja y aún cuando en su contexto no goza de la vivacidad de la orquesta, es más provocadora, severa y perseverante, siempre moderna, eternamente revolucionaria, sin un antes ni un después, un juego de una mente compleja que pareciera llevarnos por un lugar inexplorado que descubre lo inconsciente y arcaico que ronda por nuestro yo interno.
 Pero dejemos la escena de la danza para regresar a esta interpretación a cuatro manos que Guadalupe Parrondo y Rodolfo Ritter harán de la obra de Stravinski que poco se conoce y, menos, se programa en las salas de concierto, se trata de una partitura que a la vez que es simple, es compleja y aún cuando en su contexto no goza de la vivacidad de la orquesta, es más provocadora, severa y perseverante, siempre moderna, eternamente revolucionaria, sin un antes ni un después, un juego de una mente compleja que pareciera llevarnos por un lugar inexplorado que descubre lo inconsciente y arcaico que ronda por nuestro yo interno.
Como una breve presentación de los intérpretes que esta noche iluminaran el escenario de Palacio de Bellas Artes, a continuación presentamos una pequeña semblanza.
 Guadalupe Parrondo, quien es integrante del grupo Concertistas de Bellas Artes, ha sido merecedora de múltiples premios y reconocimientos, entre los que destaca la Medalla Mozart que otorga la Fundación Cultural Domecq y la embajada de Austria en México. Su repertorio abarca las principales composiciones para piano, desde Bach hasta nuestros dÃas, que incluye los estrenos más recientes de la Sexasonta de Federico Ibarra y el Segundo concierto de Prokófiev. Entre sus grabaciones destaca el Concierto de Manuel M. Ponce con la Landes Jugender Orchester Rheinland-Pfalz, dirigida por Sergio Cárdenas; dos más con música de piano solo: la primera de ellas con obras de Bach, Bártok, Beethoven y Chopin; mientras que la segunda incorpora creaciones de Beethoven, Ruiz Armengol y Zúñiga-Cárdenas, entre otros compositores.
 Guadalupe Parrondo, quien es integrante del grupo Concertistas de Bellas Artes, ha sido merecedora de múltiples premios y reconocimientos, entre los que destaca la Medalla Mozart que otorga la Fundación Cultural Domecq y la embajada de Austria en México. Su repertorio abarca las principales composiciones para piano, desde Bach hasta nuestros dÃas, que incluye los estrenos más recientes de la Sexasonta de Federico Ibarra y el Segundo concierto de Prokófiev. Entre sus grabaciones destaca el Concierto de Manuel M. Ponce con la Landes Jugender Orchester Rheinland-Pfalz, dirigida por Sergio Cárdenas; dos más con música de piano solo: la primera de ellas con obras de Bach, Bártok, Beethoven y Chopin; mientras que la segunda incorpora creaciones de Beethoven, Ruiz Armengol y Zúñiga-Cárdenas, entre otros compositores. 
Por su parte, Rodolfo Ritter, quien también pertenece al grupo de Concertistas de Bellas Artes desde 2008, fue ganador de la medalla de oro y primer lugar en el IV Concurso Nacional de Piano Angélica Morales-Yamaha, y finalista del Primer Concurso Internacional de Piano Liszt Parnassos 2013.
 Ha sido invitado a participar con importantes Orquestas, como la Sinfónica Nacional, la del Estado de México, de MinerÃa, de San Luis PotosÃ, de Xalapa y de Aguascalientes; asà como de las Filarmónicas de la Ciudad de México y de la UNAM, y con la Orquesta Stumentale Italiana.
 Ha sido invitado a participar con importantes Orquestas, como la Sinfónica Nacional, la del Estado de México, de MinerÃa, de San Luis PotosÃ, de Xalapa y de Aguascalientes; asà como de las Filarmónicas de la Ciudad de México y de la UNAM, y con la Orquesta Stumentale Italiana.
Este concierto que se llevará a cabo mañana lunes 22 de abril en el Palacio de Bellas Artes, también comprende obras de Dmitri Shostakóvich, Maurice Ravel y una extraña composición de Sergio Cárdenas que lleva por tÃtulo The Flower is a Key (“Un rap para Mozart”), que se presentará con texto de Dyma Ezban y la participación de los raperos Pablo Chemor y Luis Gerardo Villegas.
En su nacimiento, La consagración de la primavera provocó uno de los mayores escándalos en el arte de los sonidos empero el tiempo la ha llevado a distinguirse como una de las obras maestras de Igor Stravinski y un relevante para la historia de la música.
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