
Por: Colaborador Invitado — 1 de marzo, 2006
Fecunda semilla en los años 50, la comunidad artÃstica flamenca de México rinde tributo a la memoria de Enrique Iglesias El Gitano, cantaor y bailaor de sepa y duende puro, que el pasado 15 de febrero dejo este mundo, para convertirse en leyenda.
Más de una treintena de grupos dancÃsticos y musicales, dedicados a este género, se reunirán en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque y en el CENART en una fiesta escénica que habla de esa esencia y tradición de alma flamenca que engrandeció El Gitano con su muy personal lenguaje del tacón y las palmas.
Tres distintos programas, en los que participarán: Brisa Sánchez, la CompañÃa de Baile Flamenco de Patricia Linares, Ericka Suárez, los guitarristas Florencio Castelló, Juan Rosas y Ricardo Joya, integrantes del dúo Fuego Andaluz, Al-Andaluz, Olinda Armenta, Isabel Triviño, Los Zagales (Marco y Andrea), Microcosmos del Flamenco, Patricia Linares, y la cantaora Silvia Cruz, La Chivi.
Enrique Iglesias fue uno de los artistas más antiguos del arte flamenco en México. Nació el 23 de febrero de 1951 y desde muy joven se inició en el arte flamenco. Sus primeros pasos fueron como discÃpulo de su hermano, Roberto Iglesias, quien al lado de figuras como Manolo Vargas, abrió camino en México para el baile y el cante en los años 50.
El Gitano radicó durante 10 años en España, donde convivió con las comunidades gitanas, profundizando su investigación sobre el cante y el baile flamenco, de ellos aprendió que el flamenco es además de una expresión, una forma de vida y una entrega absoluta.
Sin duda, la calidad artÃstica de Enrique Iglesias lo hizo uno de los artista más completos y reconocidos del medio flamenco mexicano. Como cantaor, trabajó más de una década al lado de Pilar Rioja y posteriormente con Patricia Linares. Tiempo después El Gitano creó su propia compañÃa, Duende Puro, con la cual forjó su escuela .
En la esencia y tradición artÃstica de Iglesias nunca faltaron los principales elementos del alma flamenca: el duende y el pellizco. El primero, inspiración sobrenatural de la fuerza que dirigió al artista al contacto con sus sentimientos más profundos; el segundo, simplemente, el toque personal que cada cantaor, tocaor y bailaor agrega a su labor artÃstica.
Enrique Iglesias fue un personaje inolvidable, que aunado a su enorme talento y entrega, se caracterizó siempre por una gran calidad humana, El Gitano, inundaba el escenario con su luz. Este homenaje es la memoria de todos los que lo vieron y se entregaron junto con él, en sus espectáculos, a la liturgia del flamenco, al canto siempre fecundo y hondo.
Francisco Iglesias fue alguien que dio tanto a la vida, que de luz siempre gozó. En la memoria permanecerá su grandeza.
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