
Por: Susana Fernández — 1 de abril, 2013
“Si hay algo que extrañé de mi adolescencia es ese gran sentido de rebeldÃa, donde no importa nada, donde el amor es mucho más grande, los sueños son posibles, ricos, poderosos y convocantesâ€, Hugo Arrevillaga
Después de darle muchas vueltas al amor, a la muerte y a la pérdida en sus anteriores montajes, Hugo Arrevillaga lleva a escena Sedientos, poderoso texto que plantea la necesidad de los sueños como aliciente del alma.
La historia inicia cuando un antropólogo forense es llamado para investigar la identidad de un joven que ha sido descubierto en el fondo de un lago, sin saberlo, el rescatar este cuerpo llevará al cientÃfico a confrontarse con la persona que alguna vez fue y que él mismo decidió negar.
Poco a poco, ese cuerpo adquiere nombre, mostrándose no como un objeto de investigación sino como un testimonio del pasado que le recuerda al propio cientÃfico a sà mismo. Sedientos es un intenso juego dramático que nos descubre esa esencia que envuelve a la juventud (o devolverÃa envolver) y que a través del trabajo del actor Andrés Torres Orozco, quien interpreta a Silvio Murdok, nos muestra un personaje que expresa toda la intensidad y desesperación que se experimentan cuando se tienen 18 años y con ello un sinfÃn de preguntas invaden nuestros pensamientos.
Conforme avanza esta historia, original de Wajdi Mouawad, Murdok, increpa todo aquello que le rodea, la familia, la escuela, aquel otro mundo separado por la edad que se niega a verlo como un personaje fuera del escenario escolar.
Desesperado por el conformismo desafÃa los conceptos sobrevalorados del éxito o el conocimiento en razón de sà mismo, la voz de Murdok atrae nuestra atención hacia el absurdo de la automatización del comportamiento humano.
“¡Dejar de ver el cielo es sádico!â€, grita mientras todo a su alrededor le demanda acciones sin sentido, es asà que la trama va contagiando toda esa furia y rebeldÃa contenidas por un joven que no puede parar de preguntar, que no puede permanecer inerte ante las imposiciones que pretenden guiar su destino.
“En este texto Wajdi Mouawad presenta de una forma contundente esa gran pregunta: ¿cuál es el sentido de mi existencia? Y a esos jovenes que están indagando qué hacer con su vida les dice: Detente, escuchate, y, en el silencio, en la intimidad de tu ser ve quién se está formandoâ€, Hugo Arrevillaga.
Sin embargo, Sedientos no sólo le habla al público juvenil, también es un llamado a todos los que alguna vez tuvieron que renunciar a un sueño. Boon, el cientÃfico interpretado por Miguel Romero, encarna a todos aquellos que por una u otra razón dejaron los anhelos de su juventud sepultados.
Es también un llamado a la belleza y a las particularidades que la conforman, para cada ser humano, su significado de forma individual es lo que nos hace seguir y refugiarnos en ella cuando todo parece más oscuro.
“Se trata de una historia de recuperación y revaloración de sueños, un grito de rabia que busca alentar al espectador, a los artistas a que encuentren sentido a su existenciaâ€, Hugo Arrevillaga.
Sedientos es una obra que sin distinción de edad te sacude y te conmueve, un entrañable trabajo del director Hugo Arrevillaga, que en su quehacer teatral conserva el espÃritu de ese joven rebelde capaz de lanzar un grito de rabia que nos obligue a hacer una pausa y percibir el mundo de otra manera.
“El teatro es una responsabilidad muy grande, es un lugar donde podemos reflexionar en torno a cosas más trascendentales contando historias. Textos como éste se presentan como un pequeño remanso para que escuchemos quién soy en este punto de mi vida, a qué he renunciado y qué puedo recuperarâ€, Hugo Arrevillaga.
Sedientos
De Wajdi Mouawad
Traducción: Humberto Pérez
Dirección: Hugo Arrevillaga Serrano
(Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. FONCA)
Actúan: Miguel Romero, Andrés Torres Orozco y Pamela Almanza
Teatro La Capilla
Viernes 17:00 hrs, 50 pesos
Sábado, 19:00 hrs. 120 pesos
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