Teatro

Vaca 35 Teatro en Grupo indaga sobre los personajes sórdidos de Genet en Lo único que necesita una gran actriz…

Por: Roberto Sosa — 3 de marzo, 2013

Vaca 35 Teatro en Grupo presenta Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y ganas de triunfar, versión teatral de Damián Cervantes. Teatro El Milagro, marzo 2013 A partir de una creación colectiva de “Las Buenas de Genet”, surge una versión teatral que tiene elementos como la miseria, la desdicha, el infortunio, fundamentos recurrentes en la obra de este controvertido autor francés que indaga en historias de personajes sórdidos.

Una obra que hasta en su título lleva la complicación: Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y ganas de triunfar, y en la versión teatral de Damián Cervantes no contempla una lectura sencilla empero en su contenido conlleva diferentes aristas, bordes y un sinumero de paradojas.

Sin duda, la obra plasma, en parte, la vida difícil y complicada del autor (un personaje que no conoció y no supo quien fue su padre, hijo de una joven prostituta, que vivió en orfanatos), quien en su literatura retrata la miseria, lo sórdido lo volvió poesía; la desdicha, la infelicidad, en lírica, en historias de amor y la fealdad en belleza. Jean Genet murió en la soledad a los 75 años de edad, con cáncer en la garganta; se encontró muerto el 15 de abril de 1986, con una fractura craneal, una caída fatal fue quizá la causa de su muerte.

Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y ganas de triunfar, versión teatral de Damián Cervantes. Teatro El Milagro, marzo 2013 Una propuesta polémica del grupo Vaca 35 Teatro en Grupo que nos deja perplejos… la sensación al salir del teatro es extraña no se se sabe con certeza que fue lo que se vio: “me gusto”, por esto y aquello; o “no me gusto”, por esto y esto otro. Habrá que pensar y reflexionar en la frase de Usigli: Un país sin teatro es como un teatro sin espejos..

En base a la actuación (participán Diana Magallón García y Mari Carmen Ruiz Benjumeda), al teatro como única aparente salida, a la comida, la bebida, el baile y algún cuento de hadas que nos aleje un poco o nos acerque un mucho a la devastación de los estereotipos sociales, la marginación y nula posibilidad de algún tipo de expiación, Lo único que necesita una gran actriz… nos plantea un título extenso que contrasta con el pequeño espacio donde se desarrolla –con cupo para 20 espectadores–, un complejo escenario que dimensiona el excelente trabajo actoral que nos revela una obra que rompe los paradigmas del teatro convencional.

Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y ganas de triunfar, versión teatral de Damián Cervantes. Teatro El Milagro, marzo 2013 Escondida en un rincón del Teatro El Milagro (donde se presenta la obra los sábados y domingos, hasta el 14 de abril), se descubre una puesta en escena oscura, como si se tratara de una cueva habitada por dos bestias, dos monstruos que se confrontan; dos seres que se odian y aman, que se toleran y se repudian. Se trata de dos mujeres diametralmente opuestas, en lo físico y lo emocional, pero con una gran empatía en la actuación.

En un pequeño cuarto de azotea, dos aspirantes a actrices, ensayan un fragmento de una obra; una es la sirvienta, la otra es la señora. La sirvienta, con relación a su compañera parece escuálida, pequeña de estatura, la señora es grande y obesa. Al iniciar su ensayo, se quedan en ropa interior. Al terminar su ejercicio, se halagan mutuamente, pero las adulaciones poco a poco se tornan en insultos. La dinámica de la escena gira, se mueve y sacude las emociones de los personajes. Se pelean, se denigran, se ofenden… y se besan.

El desnudo femenino en esta obra, tiene una connotación distinta, aquí lo estético y grotesco es uno solo; la sirvienta, es bella, atractiva y bien formada; la señora, es la antítesis.

Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y ganas de triunfar, versión teatral de Damián Cervantes. Teatro El Milagro, marzo 2013 Y esto –desde mi perspectiva- tiene un gran valor, el valor de despojarse de la ropa, de exponer su enorme corpulencia sin problema, es cómo decir: Véanme, estoy gorda, obesa y no tengo prejuicio en mostrarme tal cual. En una tina de aluminio, las dos mujeres caben, se bañan y acarician… en una tina se hunde todo su amor, en una tina cabe su odio, tolerancia y el deseo de estar juntas. Un cuento de hadas cierra el relato.

En la visión de Damián Cervantes –director de la obra– no se encuentran trajes ni trastos teatrales, ni decorados que nos indiquen un tiempo, o un estilo determinado… porque en el imaginario de Lo único que necesita una gran actriz, es una gran obra y las ganas de triunfar, el espacio se vuelve una propuesta en sí misma y el diálogo entre espacio y actriz se elimina hasta la mínima expresión.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.