
Por: Enrique R. Mirabal — 6 de septiembre, 2007
Nessun dorma. Luciano è morto. Viva Pavarotti.
Luciano Pavarotti ha muerto y no hay otro rey en puerta. Luciano visitó México en pocas ocasiones y no precisamente en su esplendor como tenor pero queda el récord. Estuvo en el D.F. y en provincia, inclusive en Chichén- Itzá en 1997; sin embargo, es tan popular como Plácido Domingo y casi se dirÃa que es el genérico de tenor para mucha gente, sobre todo, para los italianos. Motivos para serlo tenÃa más que suficientes pero serÃa injusto constreñir el concepto a una sola persona.
Luciano Pavarotti, nacido en Módena, Italia en 1935 y fallecido en su ciudad natal el 6 de septiembre de 2007, alzó vuelo como tenor a comienzos de los 60 y, desde su debut en Covent Garden en la ópera de Puccini La Bohème (teatro, ópera y personaje que conservó como talismanes) no paró de viajar ni de cantar.
A pesar de presumir una carrera de más de cuarenta años, su repertorio se restringió a unos cuantos papeles y, especÃficamente, dentro de las óperas cantadas en italiano aunque entre éstas se incluya algo de Mozart (Idomeneo) o Massenet traducido al italiano.
Lo que pudiera verse como limitaciones –en realidad lo fueron– fue también una decisión acertada que no le permitió caer en la tentación de tantos cantantes en aventurarse en partituras de once varas que no se acomodan a su tesitura. Un ejemplo fehaciente lo tenemos en la grabación de 1967 de Lucia de Lamermoor de Donizetti en la que un espléndido Pavarotti en el papel de Edgardo comparte créditos con Renata Scotto en el rol titular, una de las menos favorecedoras incursiones de la soprano en el bel canto y la coloratura.
Al margen de la controversia suscitada en los medios de comunicación y en voz de algunos crÃticos, puristas o no, sobre la popularización de la ópera a través de conciertos masivos con el sello de Los tres tenores (Pavarotti, Domingo y Carreras) y si esto derivaba en trivializar el género o si sólo era una estrategia de mercado para ganar dinero a manos llenas –tal vez LTT tuvo de las dos-, lo cierto es que los estadios y parques siempre estuvieron llenos y las grabaciones en CD y DVD se venden muy bien hasta la fecha -y ahora después de su fallecimiento más se venderán-, además de quedar como canon mercadológico en el mundo de la música.
También Pavarotti & Friends hizo su labor filantrópica al convocar a cantantes populares, fueran baladistas pop o rockeros, a los conciertos del astro de peso completo.
Su vida privada, que salió a la luz pública con el segundo matrimonio del cantante con su ex-asistente y la reciente enfermedad que lo llevó a la muerte, son detalles insignificantes que ocuparon portadas sin mermar sus méritos propios como cantante que es, a fin de cuentas, lo que nos importa.
Sin pensar en rivalidades ni comparaciones con Domingo o cualquier otro cantante del pasado de la ópera, Luciano Pavarotti ocupa un sitial especial como lo fue su voz de timbre y profundidad inconfundibles, su enorme potencial de sonoridad y resonancia, proporcionales a su figura, el cómodo tránsito de un registro agudo al más grave y sus interpretaciones singulares, tan paradigmáticas como irrepetibles de las más codiciadas –y cotizadas– arias para tenor lÃrico.
Luciano Pavarotti ahora canta con los ángeles el Ave MarÃa de Schubert…
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.