Danza

La CND presenta Romeo y Julieta en Bellas Artes

Por: Enrique R. Mirabal — 6 de septiembre, 2007

Entre Capuletos y Montescos te veas

Compañía Nacional de Danza presenta Romeo y Julieta en Bellas Artes Apenas terminan de descargar los británicos del Royal Ballet el embalaje de su Romeo y Julieta traído a México el pasado mes de junio, cuando la Compañía Nacional de Danza (CND) del INBA anuncia su temporada de otoño con el ballet compuesto por Sergei Prokofiev y coreografiado por John Cranko (la versión inglesa que se debe a Kenneth MacMillan). Las odiosas comparaciones no se podrán evitar aunque dudamos mucho que quienes hayan visto a los ingleses en el Auditorio repitan la tragedia de Shakespeare en tan corto intervalo. No es cuestión de malinchismo o sí … pero lo cierto es que el público que acude a las funciones de ballet en el Auditorio Nacional, motivado por la publicidad o por moda, no es el mismo, salvo algún que otro crítico empecinado, que el habitual a las funciones de Bellas Artes.

El Romeo británico fue creado por MacMillan expresamente para Margot Fonteyn, la cual lo bailó con Rudolf Nureyev en el Covent Garden y para la pantalla grande bajo la dirección de Paul Czinner. Decir Fonteyn es equivalente a pensar en la bailarina inglesa más famosa de la segunda mitad del siglo XX –en la primera mitad, reinó Alicia Markova, con trayectoria más internacional en cuanto a repertorio y escuela–.

Compañía Nacional de Danza presenta Romeo y Julieta en Bellas Artes La Fonteyn se caracterizó por una exquisita gracia y delicadeza en su baile y por mantener una distancia prudente a lo que pudieran llamarse desbordes temperamentales tan caros a rusas y latinas; sin embargo, tras un aparente comedimiento se escudaban limitaciones dramáticas y físicas que le impedían explayarse como una Plisetskaia o una Alonso, esta última en el extremo opuesto y bordando los excesos. Con tales imperativos y otros, derivados de su formación y del escaso vocabulario del autor, el trazo de MacMillan se siente, hoy en día, más arcaico que la mismísima puesta original de Lavrovsky que aún se conserva en el repertorio del Mariinsky de San Petersburgo.

Compañía Nacional de Danza presenta Romeo y Julieta en Bellas Artes La coreografía de Romeo y Julieta de John Cranko data de comienzos de los años sesenta del pasado siglo y su versión definitiva se estrenó con el Ballet de Stuttgart, compañía que dirigió Cranko hasta su muerte en 1973. Varias compañías de Europa y América la han incorporado a su repertorio y, en México, se estrenó en 1994. De entonces a la fecha, se ha presentado con cierta frecuencia y es uno de los ballets de la Compañía Nacional de Danza con mayor audiencia.

A todas luces, esta versión, casi simultánea a la de MacMillan ha soportado el paso del tiempo con dignidad y conserva su fuerza y candor sincero en la mayoría de las escenas, es decididamente más bailable, en términos de exigir la entrega de todo el potencial de los bailarines y , en lo dramático, permite un despliegue más atrevido y riesgoso de los protagonistas. Hay similares exigencias para el Romeo que para la Julieta y el corps de ballet y los principales solistas están más cómodos con lo que se les pide en escena. En esta ocasión, la Orquesta de Bellas Artes estará dirigida por el ucraniano Alexei Bailan quien no sólo por su apellido, es un experto en la conducción de partituras escritas para ser bailadas, aspecto a destacar dado el escaso interés que ponen en su trabajo las batutas mexicanas que se asoman al foso del PBA.

Las funciones de Romeo y Julieta de la CND en el Palacio de Bellas Artes tendrán lugar, el 20, 23, 25, 27 y 30 de este mes. Los precios son muy accesibles y la sala principal de Bellas Artes es, sin duda alguna, la ideal para disfrutar plenamente un buen ballet.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.