
Por: Susana Fernández — 2 de septiembre, 2007
“Lo más importante de un festejo es hacerlo en el escenarioâ€, declaró la primera actriz Adriana Roel con motivo del reestreno de Lou, la sibila de Hainberg, que a manera de homenaje el INBA repuso desde agosto pasado, en el Teatro Julio Castillo.
Escrita especialmente para ella por Beatriz MartÃnez Osorio y estrenada en la UNAM el año pasado, donde obtuvo gran éxito, la historia de Lou Andreas-Salomé parece una forma idónea para festejar 50 años de trayectoria de una mujer destacada que ha alcanzado dignamente el status de “Primera Actrizâ€.
Sin caer en un discurso feminista, Lou, la sibila de Hainberg es una historia amorosa sobre una mujer que al inicio de la trama, declara orgullosa: He vivido mi vida toda… AsÃ, ante la amenaza del ejército alemán y después de una vida intensa, los recuerdos de Lou la exponen a una especie de bombardeo de imágenes donde su padre y los distintos amantes que han compartido su vida transitan desde su memoria al escenario mostrando a través de distintos cuadros los encuentros y experiencias que la llevaron a convertirse en una libre pensadora, cuando en gran parte del mundo la mujer no tenÃa derecho a ser escuchada.
Es asà que, con un acertado juego escénico donde con unas cuantas puertas sirven de lumbrales entre pasado y presente, sumado a una bien lograda iluminación, producto de MatÃas Gorlero, los hombres que compartieron la vida de esta extraordinaria mujer aparecen desde el pasado, como su padre o el general Gustav von Salomé y el reverendo Hendrick Guillot, primera influencia intelectual que ella reconoce, hasta su marido el orientalista Friedrich Carl Andreas, deambulan entre sus recuerdos y sus sueños.
En este flash back escénico, Lou recuerda –más que los grandes pensadores que comúnmente se reconocen en la historia– a los hombres que le proporcionaron un aprendizaje, que con sus reflexiones y amor influenciaron el pensamiento de una mujer que se adelantó a su tiempo. De esta forma, hombres como el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, el filósofo alemán Friedrich Nietzche, el poeta Rainer MarÃa Rilke y el filósofo Paul Ree, son desmitificados exponiéndoles como sujetos expuestos y capaces de relaciones apasionadas más allá de cualquier raciocinio.
Bajo la dirección de Claudia RÃos, Adriana Roel y “sus†hombres, como ella los nombra, Eugenio Cobo, Fidel Monroy, Humberto Solórzano, Lucio Herrera y Antonio Araiza, logran una obra cuyo ritmo es de añoranza pero cuya historia es dinámica, una amalgama armónica que permite llevar exitosamente a escena esta historia de reencuentros donde una sabia mujer tiene la satisfacción de haber vivido fiel a sus convicciones.
“No hay que hacer en esta vida lo que se quiera sino vivir queriendo lo que se haceâ€, exclama Lou a su secretario en alguna parte de la obra, y esta parece ser también una máxima en la vida de la señora Roel, una actriz que pertenece a una generación privilegiada que se formó bajo la instrucción de grandes como Salvador Novo, o tuvo el honor de ser dirigida por reconocidas figuras de la escena como Seki Sano y otros tantos sÃmbolos de la escena teatral que conforman una larga lista que la señora reconoce como sus maestros.
Conmovida por un reconocimiento más que merecido, Lou, la sibila de Hainberg, es una forma de celebración al trabajo profesional como actriz y docente de Adriana Roel, quien ha hecho grandes cosas por la dramaturgia mexicana y que identificada con su personaje tiene la satisfacción de haber elegido que hacer con su vida: Actuar.
Lou, la sibila de Hainberg se presenta sábados y domingos, en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque. Una historia sobre el valor para vivir en libertad y permitirse todo sin privarse de nada. Fotos: Marco Lara.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.