
Por: Susana Fernández — 24 de agosto, 2007
Inspirado en la figura del famoso compositor veneciano tanto por su faceta artÃstica como por su espÃritu humanista, el Festival Internacional Viva Vivaldi (5 al 25 de agosto) llega a su séptima edición con el difÃcil reto de enfrentar el castigo económico sin menoscabo de la calidad cultural que se ofrece.
Relegado de los presupuestos federales, el Viva Vivaldi se ha convertido en una empresa prácticamente personal de su director Michael Meisser, quien a través de distintas gestiones y trabajos por todo un año ha luchado por hacer de este Festival una verdadera oferta cultural para el verano en esta ciudad.
Es asà que el Viva Vivaldi ha buscado conformarse como un evento multidisciplinario que ofrece música, danza, teatro y espectáculos familiares, con propuestas variadas y atractivas como los Conciertos de la Orquesta Viva Vivaldi; espectáculos dancÃsticos, como ¿… Y las tres carabelas? de la compañÃa Athosgarabathos, que dirigen MarÃa Laura ZaldÃvar y Jesús Laredo; y Are you really lost?, proyecto de Foco al Aire Producciones, bajo la dirección de Octavio Zeivy, por mencionar sólo algunos de una amplia programación.
Asimismo, en su búsqueda de llevar la cultura a otros espacios, el Festival ha trascendido los espacios tradicionales como el Teatro de la Danza y aquellos ubicados en el Centro Histórico (Teatro de la Ciudad y Casino Español), para trasladar la cultura a escenarios delegaciones que ponen al alcance del público espectáculos atractivos como El pequeño Mozart o Las sonatas de Bach, además de otras actividades infantiles que se han desarrollado en distintos museos como el UNIVERSUM o el Museo de Historia Natural. Con estas actividades, enfocadas a los niños y niñas en desventaja social y situación de calle en la Ciudad de México, el Festival mantiene vivo el espÃritu del compositor, tan bien llamado el “cura pelirrojoâ€, quien dedicó 38 años de su vida profesional a la educación musical de niñas huérfanas en el Ospedale della Pietá.
Cada una de estas iniciativas es digna de aplauso y reconocimiento, sin embargo no todos los espectáculos se encuentran en la misma situación de calidad escénica y el público es el que lo resiente. En este sentido, si se busca seriamente hacer del Viva Vivaldi una opción real de entretenimiento cultural es urgente hacer una valoración sobre el Qué y Cómo se vislumbra este Festival en el futuro.
En una ciudad que cuenta con una amplia cartelera de espectáculos tanto para el público local como para los turistas que nos visitan, el Festival Viva Vivaldi enfrenta la difÃcil situación de competir con empresas que dominan el arte del negocio del espectáculo, además de la amplia variedad de opciones culturales, gratuitas o a muy bajo costo, que el INBA propone en los ámbitos de la danza, la música y el teatro, estas condiciones exigen al organismo que no se baje la guardia en ningún momento.
Es de reconocer el enorme compromiso del maestro Meisser y de quienes trabajan para el Festival, asà como el apoyo de otros organismos como las SecretarÃas de Cultura y de Turismo del Distrito Federal, el Casino Español, la embajada de Italia, el Canal 22, el IMER y Radio Centro, empero no ha sido suficiente.
En su séptima edición, el Viva Vivaldi deberÃa hacer una profunda reflexión autocrÃtica de su ser y hacer. En un ámbito cultural como el nuestro donde literalmente el amor al arte es lo que sostiene a un gran número de artistas e iniciativas no debe sacrificarse la calidad por la cantidad, empero esto no sucederá mientras se anuncien producciones que en la teorÃa y discurso suenan por demás atractivas y que al cristalizarse en el escenarios no han sido tan afortunadas.
En un recuento de los alcances y logros del Festival Internacional Viva Vivaldi, los saldos a favor sin duda salen a flote cuando se reconoce el ánimo por promover la cultura en esta Ciudad, la apertura de espacios a compañÃas independientes y la ocupación por llevar a un público diverso la mayor catidad de actividades artÃsticas posibles… Aún falta mucho por hacer.
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