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Por: Susana Fernández — 16 de junio, 2012
El afamado director y pianista alemán, Christoph Eschenbach, titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington (National Symphony Orchestra, NSO) desde 2010, inició su primera gira internacional al frente de este ensamble con un extraordinario concierto el pasado miércoles 13 de junio en el Palacio de Bellas Artes.
Con una actitud sencilla –privilegio reservado sólo a los verdaderos grandes –, el maestro germano se mostró afable en un breve encuentro que previamente al concierto tuvo con la prensa, aquà mencionó su alegrÃa por estar en México y la importancia que para él tiene esta serie de presentaciones que incluyen actuaciones en Trinidad y Tobago, Brasil, Argentina y Uruguay
“Las visitas a los paÃses latinoamericanos es un poco inusual pero nuestra principal motivación es que la gente conozca a la Orquesta y conozca su música. Para nosotros es maravilloso estar aquà y experimentar diferentes cosas en los paÃses latinoamericanos, conocer su cultura, conocer su gente y sobre todo, su gran atención y recepción a muchas ideasâ€, Christoph Eschenbach.
Es asà que el concierto inició con la interpretación de la Obertura El carnaval romano, de Héctor Berlioz, pieza que capturó desde el principio la atención de los asistentes y que sirvió como preludio para lo que se antojaba como una noche de conexión Ãntima y sonora entre público y ensamble.
El programa continuó con la intervención de Claudio Bohórquez, quien interpretó Concierto para violonchelo en re menor de Eduardo Lalo, obra bella de gran profundidad y complejidad técnica.
“Se trata de un composición del siglo XVIII, que ha sido tocada por todos los chelistas famosos, como Pablo Casals y Pierre Fournier, en los últimos años se perdió un poquito y ahora tengo la oportunidad de interpretarlo por solicitud del maestro Eschenbach, él querÃa incluir este Concierto porque tiene mucha influencia española, aunque su autor es francés tiene muchos aspectos latinoamericanos. Me siento feliz de interpretar música europea desde mis raÃces hispanas, ya que aunque nacà en Alemania, tengo orÃgenes peruanos y uruguayosâ€, Claudio Bohórquez.
La actuación del violonchelista dejo a los asistentes sumamente complacidos y con una gran ovación lograron que regresara al escenario para deleitarnos con una interpretación más.
En la segunda parte del concierto, el ensamble ejecutó la SinfonÃa No. 5 de Tchaikovsky, una obra que Eschenbach describió como “una extensa pieza que comienza con un destino un poco triste pero que se va desarrollando y termina siendo una victoria heroica, se trata de una obra que inicia muy abajo y se eleva hasta las estrellasâ€.
En este punto, cabe mencionar que si bien pudimos escuchar la opinión de algunos estrictos conocedores ubicados entre butacas que alegaban no haber escuchado a Tchaikovsky en una ejecución purista y clásica durante la conducción del maestro germano, la gran mayorÃa de los asistentes a esta noche en Bella Artes –entre los que me encuentro– tuvimos la oportunidad de apreciar una gran entrega en el atril, una teatralidad que nos hacÃa –me incluyó y confieso mi fascinación por el artista– sentir más cerca de la Orquesta, un gusto por la música que más allá de exigir el apego a la partitura transmitÃa pasión y vigor.
Es asà que desde la respetada opinión de Christoph Eschenbach, el poder de la National Symphony Orchestra radica en la particular interpretación que logra en sus ejecuciones, el carácter único que como ensamble debe alcanzar estará siempre a juicio de los crÃticos empero sobre todo al recibimiento que le bride el público.
En ese sentido, el público mexicano recibió a la Sinfónica Nacional de Washington y, en particular, al maestro Eschenbach como verdaderas “rock starâ€, tanto asà que el director al final del programa salió en tres ocasiones para seguir dándole gusto al público y, por lo que pudimos ver reflejado en su rostro, también a él. En este gran cierre, la NSO interpretó un fragmento de Las danzas húngaras de Johannes Brahms.
“La variedad de colores que una orquesta puede ofrecer es impresionante, espero que la orquesta pueda crear todos los colores posible para una expresión musical mejorâ€, Christoph Eschenbach.
Fue asà que la noche del pasado 13 de junio, el Palacio de Bellas Artes fue testigo de una gran actuación de este importante ensamble oficialmente fundado en 1931, una noche inolvidable donde los que se dejaron llevar por la música vibraron con ésta, un concierto memorable, una gran noche para la cultura. Una noche que nos permitió ver en acción a un gran director que deposita en su mirada una vitalidad que seduce y contagia.
“El trabajo de un director no sólo está en el movimiento de las manos, sino también las expresiones que comunica con la cara, como bien se sabe los ojos son la ventana del almaâ€, Christoph Eschenbach.
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