
Por: Roberto Sosa — 10 de mayo, 2012
“Tener nombre de fruta o de verdura no te cambia pero como que te limpia 
Kiwi es el nombre que le ponen a la recién llegada a una comunidad que habita el inframundo. Kiwi también es una niña, que junto con su tÃo y otros más los desalojaron de sus pobres viviendas porque están a punto de iniciar los Juegos OlÃmpicos y la metrópoli debe verse “limpiaâ€. (Me recordó lo que el gobierno de México hizo con los estudiantes en 1968, antes de iniciar los Juegos OlÃmpicos del aquel año; aquà no hubo desalojos, aquà los masacraron).
Después de esta tragedia, Kiwi fue abandonada a su suerte, su tÃo no quiere saber de ella, y esta pequeña de tan sólo doce años termina por refugiarse en una alcantarilla, con los niños de la calle. A partir de este momento, su vida dará un giro radical, en medio de la inmundicia, aprenderá a sobrevivir, a ser parte de esta nueva “sociedad†donde ha sido aceptada, y aprenderá a respetar las reglas…
Kiwi es la nueva apuesta de Boris Schoemann, quien busca que el público reflexione a partir de las preguntas ¿Qué estamos haciendo con nuestros niños? Ellos son el futuro, pero ¿qué presente les estamos dando? ¿Qué esperanzas?… Es la visión de un mundo que los habitantes de “arriba†no quieren ver, se trata de un ambiente adverso que les abre los sentidos prematuramente; robar, drogas y el sexo es parte del dÃa a dÃa.
¿Cómo se puede tener fe en un mundo mejor? ¿Qué hacemos los adultos con los niños? ¿Qué presente les estamos dando?, Sin embrago, siempre hay una luz de esperanza, de un futuro más prometedor en medio de tanta mierda. Kiwi, nuestra protagonista, tiene la virtud de ver un mundo bello, voltear a las alturas, emocionarse, ser feliz con el vuelo de los patos que cruzan el cielo, con la alegrÃa de ver la luz del sol… Esto es Kiwi, una obra de Daniel Danis, quien de forma poética nos cuenta una realidad, no diferente a lo que sucede en nuestro paÃs y que nos sensibiliza ante la verdad que se oculta bajo las cloacas.
Kiwi se presenta sin la parafernalia escenográfica, se trata de un trabajo minimalista de Jorge Kuri, quien acompañado por la música de JoaquÃn Lopez “Chazâ€, juega con sólo dos sillas sobre el escenario para enmarcar un texto lleno de imágenes sobre el mundo de los niños de la calle donde los juegos cotidianos alternan la sobrevivencia diaria con la inocencia prematuramente rota.
Un magnÃfico trabajo del maestro por excelencia, Boris Schoemann, quien lleva a la escena Olivia Laguna y Guillermo Villegas para dar vida a dos personajes que encarnan el abandono y la miseria, en un ámbito degradante que los atrapa, que les cierra las salidas; para sobrevivir hay que robar, prostituirse y al final del dÃa, drogarse para evadir la realidad.
Daniel Danis, autor del texto plantea a través de esta obra que las grandes ciudades parecen ser la promesa del bienestar, del desarrollo y prosperidad; pero el autor no se queda en esta cómoda apariencia, en vez de eso decide asomarse al submundo de esta ilusión, a las alcantarillas de una “sociedad modernaâ€. Sin embargo en el texto del dramaturgo canadiense, existe un mensaje esperanzador, de un futuro que quizá logren alcanzar algunos de estos personajes.
“Esto es en realidad el mundo de los niños de la calle: La ley de la selva. Pequeños, cuyos juegos cotidianos alternan la sobrevivencia diaria con la inocencia prematuramente rota. Favelas, ciudades perdidas asentamientos irregulares, cinturones de pobreza… en cada gran ciudad hay una manera distinta de nombrar lo innombrable, lo que no se quiere ver y sin embargo sigue creciendoâ€. Versa en el programa de mano.
Porque el teatro cumple con su labor social, con la necesidad de hablar con el lenguaje artÃstico, con el compromiso de quien está frente al escenario… y éste es el gran valor del teatro. Propone el discurso, nos muestra la realidad a través de la ficción; convergen las ideas, los razonamientos y estos se plasman sobre el escenario para conmover, para sacudir conciencias buscando respuestas y si se puede soluciones.
Kiwi, que se preestrenó en la Muestra de Artes Escénicas en la Ciudad de México, teniendo excelentes crÃticas de la prensa y el público, es una producción de Los Endebles avalada por el FONCA y la Embajada de Canadá, y en este nuevo ciclo se presenta sábados y domingos (hasta el 1 de julio) en la Sala Xavier Villaurrutia, del Centro Cultural del Bosque.
“Estos jóvenes simplemente viven el dÃa a dÃa y si se caen se vuelven a levantar. Su mundo cotidiano no se lo cuestionan y aquellos que logran sobrevivir es porque están dotados de una fuerza interior que en este caso el personaje de Kiwi refleja muy bienâ€, Olivia Laguna.
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obra que deja muchisimo en que pensar y te hace reflexionar y que aunque solo hay dos sillas te hacen imaginar un mundo lleno de cosas y fantasias.