
Por: Enrique R. Mirabal — 1 de julio, 2007
La Orquesta Sinfónica de MinerÃa (OSM) inicia su temporada anual durante los meses de julio y agosto en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario. Dependiente de la Academia de Música del Palacio de MinerÃa esta Orquesta ya lleva tres décadas en el favor del público y la mayorÃa de la crÃtica. Nos ha ganado por su profesionalismo, por tener siempre sorpresas en sus programas y por sacarnos de la rutina de los conciertos habituales del resto del año, salvo contadas excepciones, por supuesto.
Jorge Velazco, fallecido antes de concluir la temporada 2003, es quien, con toda justicia sea dicho, marcó estilo, repertorio y contactó a invitados de renombre: solistas, compositores y directores, entre ellos Lukas Foss y, en primer lugar, formó el gusto del público que acude los sábados a las 8 la noche y los domingos a las 12 del dÃa, a la sede de la Orquesta.
Con Velazco, se hicieron habituales Carlos y León Spierer, nos acostumbramos a esperar cada año la visita de Ida Händel y a sorprendernos con otras delicias. Obras monumentales, para gran orquesta, coros mixtos y solistas al inicio o cierre de temporada y la aparición de un instrumento inusual capaz de despertar la curiosidad o la especulación entre melómanos: armónica de cristal, algún préstamo exclusivo de instituciones extranjeras (pabellón chino) o la inclusión de solistas poco escuchados, un acordeonista por ejemplo, junto a una Sinfónica.
Desde el pasado año, la dirección titular de la OSM es responsabilidad de Carlos Miguel Prieto y como director asistente, con dos pares de conciertos en esta temporada, José Areán, recién nombrado director de la Ópera Nacional de Bellas Artes. Entre los pianistas, la exuberante güera Valentina Lisitsa que esta vez renuncia al repertorio eslavo para aventurarse con el germánico Segundo concierto de Brahms. No pueden faltar los violinistas: Cuauhtémoc Rivera con Stravinsky, Philippe Quint que nos dejará escuchar al cada vez más frecuentado (con toda justicia) Korngold,, quien, proscrito por los nazis, se refugió en Hollywood componiendo música para piratas y espadachines, un violista, Roberto DÃaz que escogió a Schnittke, y el que parece ser el violonchelista español (valenciano) de la década, Asier Polo con Elgar a cuestas.
Este año, no podremos evitar las nueve sinfonÃas de Beethoven. El concierto de clausura será, no podÃa ser de otra, con la Novena y, en el inaugural, la Missa solemnis. El segundo beneficiario es Stravinsky: El canto del ruiseñor, tres conciertos, El beso del hada (algo de Tchaikovsky aunque sea tangencialmente) y el Monumentum pro Gesualdo.
En fin que la Orquesta Sinfónica de MinerÃa nos depara un verano hilvanado con obras de la música universal.
Un listado de enlaces a centros culturales, música, teatro, danza, infantiles, festivales y medios y más.