Por: Luciana MartÃnez Suárez — 7 de noviembre, 2011
“Aterrante, genial; presenciamos historias duras, de soledad, de violencia; mujeres que quieren el amor y han sido afectadas por el amorâ€, expresó una de las espectadoras al salir de la función, quien comentó dedicarse a trabajar con mujeres contra la violencia: “Esto es real. Nos reconocimos en este trabajo. ¡Excelente!â€.
En el marco de México Contemporáneo, la CompañÃa Nacional de Teatro del INBA (CNT), con Julieta Egurrola, Angelina Peláez y Luisa Huertas sorprendió al público colombiano con la representación de Desazón, texto de VÃctor Hugo Rascón Banda.
Como parte de esta gira, la CNT ofreció funciones los dÃas 2, 3 y 4 de noviembre en el Teatro Estudio de Bogotá… Prensa y público recibieron con entusiasmo el estreno, de esta producción basada en la dirección de José Caballero.
En un breve encuentro previo, con los medios de comunicación de esta Ciudad, en el Centro Cultural Biblioteca Pública Julio Mario Santo Domingo, que dirige Ramiro Osorio, la actriz Angelina Peláez ponderó el valor de la obra del dramaturgo VÃctor Hugo Rascón Banda, quien, dijo, poseÃa una gran sensibilidad para percibir la esencia femenina y plasmarla en los personajes de sus obras dramáticas.
Egurrola, Peláez y Huertas interpretaron a tres personajes de distintas zonas del estado de Chihuahua, sobre un escenario con tres sillas como única escenografÃa, hasta donde cada espectador se conmovió ante las injusticias que transformaron la vida de estas mujeres que compartieron sus secretos envueltos en recetas y evocaciones culinarias. Tres profundos personajes que en la escena comparten lo que ha sido su vida en una tierra donde las fronteras de la religión, el idioma, el narcotráfico y la guerrilla, se levantan como muros de granito, mientras ellas encuentran la manera de seguir adelante
Julieta Egurrola, integrante del elenco de la CNT comentó que la historia de cada una de esta tres mujeres –la menonita que ella interpreta, la mujer de la sierra Tarahumara que encarna Luisa Huertas y la maestra rural que representa Angelina Peláez–, parte de sucesos ocurridos nuestro paÃs en 1970, pero que, sin embargo, abordan problemáticas vigentes, injusticias que tienen lugar tanto en la República Mexicana como en el mundo y que hoy son rebasadas por la realidad.
Por su parte, Luisa Huertas destacó los ocho años que cumplen tres actrices, de dar vida a estos personajes, desde el estreno de Desazón en 2004 –estando con vida el dramaturgo chihuahuense que celebraba con su obra sus 25 años de autor–, hasta las giras realizadas por Europa, el interior de la República Mexicana y su reciente inclusión en el repertorio de la CompañÃa Nacional de Teatro que da oportunidad de que este trabajo sea visto por primera vez en este paÃs Sudamericano.
“Esta obra fue premonitoria del estado actual que se vive en México, es un texto nÃtido que expone el alma femenina, al tiempo en que la vincula con la riqueza tradicional y gastronómica de cada Estado y la manera particular en que estos personajes dan de comer a su familiaâ€, Luisa Huertas.
El público de Bogotá, reunido en esta acogedora sala teatral hecha para montajes de pequeño formato, escuchó azorado en la frágil voz de MarÃa Müller, interpretada por Julieta Egurrola, recordar a sus antepasados rusos, canadienses, alemanes, y respondió con: “Buenas nochesâ€, un “sÃâ€, un “noâ€, a las preguntas del personaje, hasta que una mujer con acento alemán externó en su idioma, conocer el buen sabor de las salchichas liberwor, que el personaje menonita sabe cocinar.
La risa ante la narración de Consuelo Armenta –la maestra rural interpretada por Angelina Peláez– sobre el dÃa que conoció a su marido, incluida su sorpresa al percatarse de la excitación del hombre, el modo en que se casaron y lo mala que era “la vieja†de su suegra, se transformó en indignado silencio al escuchar el trance que debió sufrir la mujer cuando llevó un tÃpico platillo a su hombre preso.
El personaje de Amanda Campos –en la voz y el cuerpo de Luisa Huertas– dejó a la audiencia con la emoción hÃbrida generada por una sobreviviente de la guerrilla que encontró al cobijo de un tarahumara, un lugar para seguir viva luego de una trágica fuga, que le hizo abandonar su lucha.
Salchichas liberwors, jamón ahumado, quesos, pepinos en conserva, tezgüino, quelites, verdolagas y flores blancas de Zahualique, entre otros guisos, forman parte esencial de la sabidurÃa y experiencia de los personajes de esta obra que nos acerca al corazón de sus protagonistas y al fondo de una problemática social más allá de los lÃmites geográficos.
Los guisos desconocidos, las recetas basadas en flores y plantas del monte, las bebidas embriagantes elaboradas con maÃz o mazorca como se le llama en Bogotá, las palabras inusuales, los distintos acentos no constituyeron obstáculo alguno para que la audiencia pudiera compenetrarse del torrente de vida creado por esta tres grandes actrices mexicanas durante las funciones.
“Me encantó lo que aprendà de Méxicoâ€, externó un joven periodista de Marina Estéreo, la emisora de la Armada Nacional. “A pesar de que hablamos la misma lengua hay términos muy diferentes, pero los conflictos como el narcotráfico y la guerrilla son algo que compartimos. En una escala de 10, la obra me parece de cienâ€.
Fue asà que unidos los ingredientes de sabores chihuahuenses a la vida de estas sobrevivientes de la soledad, la marginación, el arrojo y la convicción provocaron eso que el buen teatro logra: cautivar al público bogotano, porque en Desazón, tres mujeres hablan y cocinan recuerdos.
“Se siente de manera total lo que los personajes dicen, te transportan al lugar en el que están. Hay una gran identificación entre Colombia y México. Es increÃble cómo estas tres mujeres pueden transmitirnos tantas emociones y sentimientos en conflicto. La problemática de esta obra es también la que vivimos en Colombiaâ€, aseguró una estudiante de teatro. Fotos: Sergio Carreón Ireta.
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