Teatro

El Gorila: una metáfora crítica sobre la vida moderna

Por: Arturo Carrasco — 10 de octubre, 2011

Humberto Dupeyron presenta El gorila de Franz Kafka, con la dirección de Alejandro Jodorowsky, en una nueva temporada en el Centro Cultural Helénico, octubre 2011 “El gorila narra el caso de un simio felizmente adaptado a la sociedad, luego de varios años de convivir en ella, por lo que es capaz de dictar conferencias entre grotescas y patéticas”.

En 1917 el escritor checo Franz Kafka escribió Informe para una academia, monólogo en el cual un mono explica su paso de la animalidad a la humanidad y su relación con estos últimos en dicho proceso.

Aunque en su momento el texto se consideró un acercamiento a la asimilación de judíos en la Praga de la época de Kafka, hoy día, visto más allá del tema religioso, puede ser considerado como una metáfora de la asimilación de cualquier individuo por parte de la sociedad y más aún, del conflicto existencial que esta búsqueda puede significar; por lo cual puede entenderse como una crítica, sátira, o todo aquello que el espectador quiera ver en ella.

Humberto Dupeyron presenta El gorila de Franz Kafka, con la dirección de Alejandro Jodorowsky, en una nueva temporada en el Centro Cultural Helénico, octubre 2011 Quizás por esta vigencia, es que la obra se ha vuelto un clásico en los escenarios del mundo con diversas representaciones a lo largo del tiempo. En el caso de México ha sido Humberto Dupeyron, quien por 22 años se ha encargado de traer al público mexicano la representación de este monólogo que lleva la dirección del multifacético Alejandro Jodorowsky.

Esta nueva etapa de El gorila con la que Humberto –quien padece de esclerosis múltiple desde los 12 años– cumplirá nuevos éxitos en el Helénico, tiene un carácter especial no sólo por su enfermedad –la cual por supuesto es superada por la capacidad histriónica del actor–, sino también porque con ella se coloca como uno de los montajes con más representaciones en nuestro país.

Humberto Dupeyron presenta El gorila de Franz Kafka, con la dirección de Alejandro Jodorowsky, en una nueva temporada en el Centro Cultural Helénico, octubre 2011La primera vez que hice El gorila me di cuenta de que la gente termina llorando, riendo y se quedan impresionados, y me pregunté: ‘¿Qué hice? ¿Qué fue lo que pasó?’, ni yo mismo lo sabía, pero así ha sido durante todos estos años. Estar en el escenario es para el artista una terapia motivacional pues de lo contrario, me dejaría morir en mi cama. Además, el mensaje del texto es positivo ya que se refiere a la libertad y al ego del hombre, un mal actual”, Humberto Dupeyron.

Para esta nueva temporada que inició el 14 de septiembre, Dupeyron, reconocido como uno de los mejores intérpretes que han realizado el papel, tuvo que prepararse por ocho meses con el fin de lograr conseguir esas expresiones simiescas tan humanas, tan animales que han impactado por tantos años al público que la ha tenido la oportunidad de ver.

Una de las sorpresas que dio Dupeyrón en este inicio de temporada es que cuando decida retirarse, será su hija Natasha Dupeyrón la encargada de continuar con esta obra.

“Cuando yo no esté, ella será El gorila. Para mí esta obra es vivir, me lleno de energía cada vez que la hago, significa negarme a morir. Sé que algún día llegará ese momento, pero no será en mi cama sino en el teatro”, Humberto Dupeyron.

Humberto Dupeyron presenta El gorila de Franz Kafka, con la dirección de Alejandro Jodorowsky, en una nueva temporada en el Centro Cultural Helénico, octubre 2011 El gorila es una obra que expone el conflicto existencial del personaje, temática que marca el sentido de toda su argumentación: la búsqueda no de libertad, sino más bien de una salida. Todo comienza cuando el protagonista expone cómo los cazadores lo atraparon en la selva, en el momento en que estaba totalmente sumergido en la naturaleza de su animalidad de gorila. A partir de su captura pasan diez años de proceso civilizatorio, diez años de educación para su integración al mundo moderno, diez años de una esclavitud particular en el mundo kafkiano: burocracia capitalista tan sin sentido que cae en el seno del absurdo.

“¿Cómo un gorila ingresó al mundo de los hombres?” se pregunta retóricamente este primate ya socializado que trata con esfuerzo bestial ser cada vez más humano, que trata de encajar torpemente en aquel frack, como si al mismo tiempo se esforzara por ajustarse a las reglas de la cultura Occidental. En su cautiverio comprende que para salir tiene que imitar al ser humano, por eso la salida de la jaula no es más que la apuesta por otra esclavitud más lacerante, cruel y agónica para la existencia animal.

El Gorila deja de estar confinado en solitario en una jaula para optar por encerrarse en otra de dimensiones y estructura distintas: en la realidad cotidiana de la civilización moderna. Si la primera jaula era visible, sólida y estrecha, la nueva es invisible, virtual y espaciosa. La primera jaula es el poder disciplinario donde el cuerpo resiente y resiste, mientras que la segunda es el poder ideológico de la cultura que seduce y persuade al mismo tiempo que vacía la existencia. De ahí que, a lo largo de la obra, el problema sea la salida…

Con El Gorila, que se presenta todos los miércoles (hasta el 30 de noviembre), en el Teatro Helénico del Centro Cultural Helénico, Humberto Dupeyron se confirma como un actor de gran fortaleza física y emocional, un histrión comprometido a dejar el alma en el escenario que logra involucrar al público en esta historia de confrontación cultural. Fotos: Arturo López.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.