
Por: Josué Romero — 21 de agosto, 2011
Personajes de Hollywood abordan temas como religión, filosofÃa y teologÃa…
Es agosto. No llovÃa ni hacÃa calor. Extraño para un mes de verano en la Ciudad de México. Una llamada telefónica confirmaba la cita: viernes 26 de agosto, asà mis pasos me llevaron a la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, sÃ, atrás del Auditorio Nacional… Ahà me encontrarÃa con el Detective “Budweiser” y lo acompañarÃa a su siguiente misión: Buscar a Dios…
Este fue el inicio de mi encuentro con la delirante y divertida puesta titiritera para adultos El que mueve los hilos, obra basada en el cuento El gran jefe de Woody Allen, cuya adaptación la realizó el titiritero uruguayo Rafael Curci, quien también dirige. La producción es de las compañÃas Teatro AcercArte y Pippupets.
La obra recupera el ambiente del cine negro estadounidense de los años cuarenta y la iconografÃa hecha tÃtere de personajes como Silvester Stallone, Marlene Dietrich y Groucho Marx, además del propio Woody Allen y Marlon Brandon, caracterizado como El Padrino interpretando al Papa.
“Aún cuando se trata de tÃteres para adultos, no existe un solo albur o palabra altisonante; se trata de una obra con el humor fino de Woody Allenâ€, Rafael Curci.
Si bien es cierto que el cuento de Allen contiene algunas reflexiones teológicas y filosóficas sobre la existencia de Dios, también es verdad que se burla de éstas, situación que recupera esta producción. Y sino échenle un vistazo al el enorme subtÃtulo: Cómo acabar de una vez por todas con las dudas sobre la existencia de Dios, las historias policÃacas y las propagandas subliminales de cerveza.
La historia inicia en una noche obscura de sombra y nieblas cuando el detective Bubweiser (Woody Allen) recibe en su despacho a la seductora Señorita Heineken (Marlene Dietrich) para solicitarle sus servicios, y encomendarle la misión de dar con el paradero de Dios.
Ella, la bella y sensual Dietrich, está dispuesta a pagar lo que sea con tal de terminar su tesis de teologÃa y disipar cualquier duda sobre su existencia… Asà empieza la odisea de este antihéroe —como todos los personajes de Allen— y en un delirante viaje este personaje se entrevista con un traficante de cosas falsificadas, un rabino, un presbÃtero y con el mismo Papa, no sin antes pasar por el cielo y tener una conversación con la mismÃsima representación de Dios: una máquina tragamonedas.
Es importante hacer notar que, a pesar de que en esta puesta en escena los protagonistas son tÃteres, no esta dirigida a los niños, y eso no se debe a la complicación del texto, sino al agudo humor negro que se despliega en toda la trama.
Una novela policÃaca muy particular que se escenifica a partir de un excelente dominio de la técnica de mesa que realizan Isaà Ramher, Susy López Pérez y Moisés Cabrera, tres actores que dan voz a unos fantásticos muñecos, quienes, situados en una cálida atmósfera que surge de un ingenioso diseño escenográfico, de manera perspicaz plantean un juego de palabras que hace referencia tanto a Dios, personaje principal del cuento, como a los que manipulan a los muñecos y por qué no, a todo aquel que se deje, por lo menos filosóficamente hablando.
“Usamos tÃteres de estructura blanda elaborados con hule espuma a partir de diversas caricaturas de dichos personajes para ahondar en temas como la muerte, el sexo o Dios, porque no se trata de un concepto infantil sino de una propuesta que busca involucrarse con nuevos públicos, que posicionen nuestra pasión que son los tÃteres”, Susy López.
La verdad es que El que mueve los hilos (que por esas bendiciones de la cartelera extenderá su temporada hasta el 11 de septiembre, de jueves a domingo, en la Sala Xavier Villaurrutia) es una experiencia que te invita a la reflexión, además de provocar una que otra carcajada a través de los gags tÃpicos del genio de Allen.
Un horizonte diferente del teatro, que nos descubre una parodia que nos permite divertinos un buen rato y reÃrnos tratando de descifrar circunstancias e ingeniosos mensajes, si no pongan atención en la siguiente frase, ¿es atea o agnóstica? “La manifestación del Universo, como una idea compleja en sà misma, en oposición al hecho de ser interior o exterior a su propia Existencia, es inherente a la Nada conceptual en relación con cualquier forma abstracta existente, por existir o habiendo existido en perpetuidad sin estar sujeto a las leyes de la fÃsica, o al análisis de ideas relacionadas con la antimateria, o la carencia de Ser objetivo o subjetivo y todo lo demás“. Y a ti, ¿quién te mueve los hilos?
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