Infantil

El valor de la autoestima y la inteligencia, moralejas con títeres

Por: Claudia Magun — 24 de abril, 2007

Erase una vez… un  pato y una varita, obra de la Compania Teatro 2 Erase una vez… así empiezan todos los cuentos antiguos, historias que desde siempre hablan de princesas, dragones, caballeros y brujas que vivían hace mucho, mucho tiempo. Sin embargo, no todas las narraciones son tan antiguas como parecen, ni tan lejanas que asumimos que son inverosímiles, están también algunas sencillas que al contrario de lo que parezca son más actuales de lo que sinceramente quisiéramos.

Este es el caso de Erase una vez… un pato y una varita, dos sencillas historias titiriteras basadas en dos cuentos rusos anónimos, donde nuestros protagonistas, un patito y un armadillo, respectivamente, muestran de forma amena dos grandes lecciones que sirven para toda la vida.

Erase una vez… un  pato y una varita, obra de William Fuentes La primera, es la historia de un simpático patito que lo que más quiere es ser el mejor pescador del mundo, sin embargo nunca termina por aceptarse y poco a poco se va transformando en algo que no es, al mismo tiempo se pierde en una insaciable necesidad de obtener características que él considera bellas y necesarias para pescar pero que no corresponden a su propia naturaleza. Nuestro pequeño amiguito no sabe que al final lo único que realmente vale es ser un simple pato.

La segunda historia es de un valiente armadillo, que a pesar de poseer una gran inteligencia, necesita atribuirle sus logros a una simple varita, cuyo único poder sobrenatural es el que el propio armadillo le otorga. Ambos relatos son narrados con ingenio por Cinthia Patiño Urrea, Santiago Bernal y William Fuentes, integrantes de la Compañía Teatro 2, agrupación cubana con más de diez años de experiencia en el ámbito titiritero y que a través de sus historias logran conectarse con el público más exigente: los niños.

Con una puesta sencilla, bajo la dirección de William Fuentes, producción de la misma compañía, música de Jorge Moreno y la misma interacción con los espectadores, que juegan y se involucran con la historia, estas dos historias cumplen con los más peques, mantienen su interés y logran su participación. Erase una vez… un pato y una varita se presenta sábados y domingos, en la sala Xavier Villaurrutia, del Centro Cultural del Bosque.

Erase una vez… un  pato y una varita, en la Sala Xavier Villaurrutia El estar satisfecho consigo mismo no es fácil, sobre todo cuando se es joven y los falsos estándares nos alejan de la aceptación general. En un mundo como el nuestro, donde la imagen lo rige casi todo y existe un continuo bombardeo de lo permitido y aceptable, es importante fomentar desde los primeros años, el amor y aceptación por lo que somos.

“Una obra para niños debe llamar la atención de los pequeños, con un ritmo apropiado, dinámico, lleno de sorpresas y giros dramáticos para que la atención no decaiga. Una obra infantil no sólo debe entretener sino dar una enseñanza, un mensaje positivo sin caer en lo didáctico”, William Fuentes.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.