Teatro

La inaudible historia de México: una forma divertida y diferente de escuchar nuestro pasado

Por: Arturo Carrasco — 12 de junio, 2011

Un teatro de imágenes con actores sin más herramienta que su cuerpo y su vasta imaginación…

La inaudible historia de México, con la dirección de Boris Schoemann, se presenta en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, junio 2011 Existe en México una propuesta escénica que para hacerse escuchar, en lugar de utilizar la palabra como medio de expresión, recurre a medios más originales como la fantasía, la ironía y uno que otro símbolo que nos recuerdan nuestros mitos ancestrales, en fin, interpone todos los medios que se encuentre al alcance para que los actores a través de su cuerpo e imaginación den a conocer una visión sorda y casi muda de nuestros aconteceres pasados y presentes en La inaudible historia de México.

Esta pieza teatral original de Hiram Molina, Jorge Alejandro Suárez Rangel y Boris Schoemann, quien también se encarga de la dirección de escena, nos muestra una visión crítica sobre lo que está pasando en México, a través de una innovadora representación que a partir de la mímica –la cual deriva del lenguaje de señas– busca difundir la lengua y cultura de los sordos y de paso llevarnos a un recorrido relatado por actores también sordos del grupo teatral Seña y Verbo, quienes interpretan los momentos más representativos de la historia de este país.

La inaudible historia de México, con la dirección de Boris Schoemann, se presenta en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, junio 2011La obra es contada a través de paralelismos entre los distintos momentos de la historia nacional y la época actual. De esa manera se busca la reflexión sobre las situaciones que viven los mexicanosBoris Schoemann.

A través de nueve “sketches” los personajes interpretados por Roberto de Loera, Eduardo Domínguez, Jofrán Méndez y Lucila Olalde dan vida a diversos momentos de nuestro pasado y de nuestro presente. Así Miguel Hidalgo, Cortés, Moctezuma, las Adelitas, los símbolos patrios como el águila y la serpiente, y algunos otros divertidos personajes dan un toque divertidísimo y diferente a diversos cápitulos de la vida de México, como por ejemplo King Kong quien llega en medio de la Conquista y se rapta a La Malinche o un Ángel de la Independencia suplantado por un tipo que se subió en él en una noche de borrachera futbolera.

Es así que la Compañía Seña y Verbo a través de una aguda mirada nos hacen reflexionar sobre los aconteceres actuales de nuestra sociedad, como el narcotráfico, la penalización del aborto y otros hechos de nuestro diario acontecer.

La inaudible historia de México, con la dirección de Boris Schoemann, se presenta en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, junio 2011 Se trata de un grupo teatral con un amplio fogueo escénico que a partir de una estrategia de sensibilización artística ha logrado hacer una importante labor sobre la equidad y aptitudes de la comunidad silente.

Con 18 años de existencia profesional, Seña y Verbo está integrada por actores sordos y oyentes, quienes, de acuerdo su director Alberto Lomnitz, han basado su trabajo en la premisa de hacer del silencio un espacio de expresión escénica.

Para el director de la obra, Boris Schoemann los actores cuentan con inmensas capacidades que se demuestran en esta producción, pues aunque su cuerpo es el único medio de expresión su creatividad va más allá del lenguaje corporal y mímico.

La inaudible Historia de México, después de una exitosa temporada en distintos espacios escénicos de nuestra Ciudad, ahora se presenta de jueves a domingo, hasta el 3 de julio, en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, sin duda, se trata de un ejercicio histriónico que destaca entre las propuestas innovadoras de la escena teatral de nuestro país.

“A partir de la visión histórica de los actores, de mi visión y de los distintos lenguajes que pudimos encontrar, formamos un lenguaje visual para que tanto un público oyente como no oyente entendiera la obra. Así, se convirtió en una obra divertida, muy irreverente pues la contundentes. ”, Boris Schoemann.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.