Tom Pain (Una obra basada en nada)

Por: Roberto Sosa — 20 de junio, 2008

Gerardo Trejoluna regresa al Centro Cultural Helénico

¿Qué significa Tom Pain?, Nada, es sólo un nombre de alguna persona que bien pudo haberse llamado Juan Pérez o Pedro López, un nombre común, sólo eso. Tom Pain es un personaje que busca respuestas pero ignora las preguntas; se enoja y no sabe de qué o por qué; quiere cambiar, pero no acepta el cambio. Es un diálogo consigo mismo, su Yo interior confrontándose a sí mismo, una gran contradicción que se expresa desde un bloque de hielo.

Un bloque de agua congelada en medio del escenario, Tom conversa arriba de la piedra de hielo, con los pies desnudos, se sienta, se mueve encima de él, no sufre por ello, no le atormenta el frío, su concentración es en el pensamiento, la reflexión compartida con el público; tiene múltiples dudas, las respuestas las busca con los asistentes, mismas que se quedan en cada uno de ellos, un ejercicio unipersonal desde la escena hacia el espectador.

Despedaza el hielo y salpica a toda la primera fila, dialoga y cuestiona, incomoda y asimismo provoca la risa. Una espectadora es invitada al frente para tocar sus manos con las suyas, con los ojos cerrados, la sube para compartir el bloque, para compartir el frío. Se come un “raspado” para no desperdiciar tanto hielo.

Entre Piernas Producciones presenta Tom Pain (una obra basada en nada) de Will Eno, en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, con Gerardo Trejoluna y dirección de Alberto Villarreal Díaz. La compañía Entre Piernas Producciones es fundada por los actores Eugenio Derbez y Sylvia Eugenia Derbez con el objetivo de hacer teatro innovador y buscar la unión entre el teatro cultural y el teatro comercial. La obra se presentó en la ciudad de Nueva York y fue finalista al Premio Pulitzer en 2005.

En Tom Pain (una obra basada en nada) nos vemos reflejados como individuos, como sociedad en función con uno mismo. ¿Cuántas veces hemos ido en nuestra existencia sin rumbo, sin brújula? Sin respuestas y sin encontrar el sentido exacto a la vida, en medio de una sociedad materialista donde se valora sólo la apariencia y lo verdaderamente esencial, queda de lado. El vacío interior en la mayoría de la gente, es ya patético. Y lo que sigue es quizá todavía peor.

La obra tiene otro rostro, un lenguaje escénico distinto, un monólogo que se comparte con el espectador, que deja de serlo para interactuar con el personaje, para escarbarnos desde adentro; con un bloque de hielo en medio de nada, que es el hilo conductor de un texto que dice mucho, y nada, intrínseco… Lo seguro es que al salir, no sé es el mismo.