Danza

Gloria Contreras, celebración dancística

Por: Claudia Magun — 1 de octubre, 2005

Hablar del Taller Coreográfico de la UNAM, es referirnos a un proyecto de continuidad, de formación y creación, en resumen es reconocer a un organismo que ha forjado su propia tradición dancística. En este ejercicio de construcción, Gloria Contreras ha sido el eje central de la visión, ambición y entrega de un grupo que inició como laboratorio de danza para llegar a ser una institución universitaria que convoca al placer de la danza.

En la celebración de los 35 años de sólida trayectoria del TCUNAM, la maestra Contreras comparte con nosotros algunas de sus reflexiones en torno a la danza.
“El Taller Coreográfico de la UNAM es un conjunto de bailarines y coreógrafos dedicados a experimentar y crear danzas inspiradas en música que va del siglo XII a lo actual, dando especial importancia a nuestros compositores mexicanos. En contadas ocasiones usamos un libreto y nunca copiamos obras de otras culturas. Siempre hemos buscado lo propio dentro de lo universal.

En estos tiempos en que las fusiones imperan en la creación artística, ¿cuál es el concepto de creación de Gloria Contreras?
La creación exige un absoluto dominio del cuerpo y un total conocimiento de la música seleccionada. En el momento de crear nacen movimientos que se corresponden entre sí y con la música, tomando ideas de los cuerpos seleccionados y dejando que el inconciente dicte el camino.

La estética de un ballet es el resultado de la invención de movimientos con una forma determinada, unificados por el vigor, el dibujo coreográfico y el ritmo. Lo importante de la obra es la eficacia con la que se comunica con el público. Es bella cuando el tejido coreográfico crea una atmósfera que es transmitida al espectador y concuerda con la música, creando un ente vital que expresa emociones, experiencias y sentimientos.

¿La danza es crítica, análisis… o meramente hedonista?
La mayoría de nuestras danzas son abstractas, entendiendo a la abstracción no como la evasión sino como el confrontamiento más íntimo con la realidad. La danza transmite emociones, impugna, remueve, tranquiliza. La coreografía puede ser juego intelectual, placer estético, medio para encontrar el alma, reprobación amarga. Siempre ejecutada por el hombre es fuerza contra el alienamiento.

El coreógrafo se nutre de la sociedad que lo engendra. Aquel cuyo mundo sea tan pequeño como una zapatilla de punta, ¿podrá producir la emoción en el público? Si hace a un lado sus vivencias, su idiosincrasia, ¿podrá ser motivo de confluencia emocional de otros hombres? El circunscribirse a una gimnasia y vivir por ella, preocupándose sólo por la forma, dará forma solamente.

De allí que el dominio de la técnica en sí mismo no pueda producir arte. Éste surgirá sólo cuando el autor trascienda su realidad individual y genere emociones universales. ¿Cuáles son éstas? Su gama es amplísima, pero yo diría que oscilan entre la creación y la destrucción, amor y odio, sexo y muerte, nacer y morir. Dentro de estas constantes está la vida, la alegría, el temor, lo místico, lo espiritual, lo cotidiano. La danza puede dar cabida a todos los sentimientos humanos.

El cuerpo se debe educar para que de él surja el espíritu. Se persigue transmitir imágenes que concuerden con el amor, el miedo, la muerte, la alegría, la soledad. El cuerpo deja de ser simplemente carne para convertirse en vehículo que proyecta el alma.

¿Hacia dónde va la danza?
Muchas compañías se especializan en un solo tipo de coreografías. En el Taller Coreográfico por el contrario estimulamos la coexistencia de diferentes estilos, pues consideramos que la versatilidad ayuda a desarrollar a los bailarines, interesar a públicos diversos y estimular la creatividad.

El arte no se da en el aislamiento, debemos relacionarnos con otros creadores y disciplinas artísticas. Como las obras surgen de la música y ésta es muy variada, el movimiento que se requiere es siempre distinto. No hay patrones preestablecidos. Se usa lo que se necesita para expresarse. Danzar es encontrarse, decir quién es uno, es renacer al rehacer el cuerpo. Bailar es llenar con nuestro yo el yo del otro. Danzar es amar.

Con la presentación de los estrenos: Sonata en Sol Menor de Beethoven, Pastoral de Stravinsky, Cuatro Piezas de Dvorak y Bachiana de Villa-Lobos, el TCUNAM lleva a cabo su 75 Temporada en la Sala Miguel Covarrubias (Centro Cultural Universitario) y el Teatro Carlos Lazo (Fac. de Arquitectura).

“La danza es una forma de comunicación entre los hombres. Con los cuerpos de los bailarines se llega al alma del público, pues se forma un círculo en el que se da y se recibe rompiendo la soledad. Es decir, la danza es entrega y comunicación” Gloria Contreras. Fotos Nitzarindani Vega

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.