
Por: Susana Fernández — 23 de noviembre, 2010
“Se necesita de un gran valor para dejar el escenario en la plenitud de la carrera. La vida del bailarÃn es muy efÃmera porque se empieza desde muy joven y cuando alcanzas el nivel para ser una figura debes retirarte. Sandra y Raúl son muy valientes al elegir este momento para retirarse con la integridad que siempre los caracterizó†Nellie Happee.
En un excelente momento de su carrera como intérpretes, Sandra Bárcenas y Raúl Fernández dicen adiós a la CompañÃa Nacional de Danza (CND), este domingo 28 de noviembre interpretando Onegin en el escenario de un reconstruido Palacio de Bellas Artes.
El pasado 21 de noviembre, la CND dio la primera de dos actuaciones de este ballet clásico de John Cranko representado por esta pareja de primeros bailarines que después de una trayectoria impecable con la agrupación dejan la que fue su casa para comenzar otro proceso como artistas y como seres humanos.
Fue asÃ, que el inicio de las actividades escénicas en el Palacio –la pública porque la oficial sucedió el viernes 19, con varios invitados de lujo, incluido el Presidente y de la cual ya dieron cuenta otros medios de comunicación– estuvo marcado por una digna y elegante actuación de parte de quienes sabÃan que era la penúltima vez que ese telón se levantaba para ellos, al menos como intérpretes de la CND.
Todo parecÃa haberse conjugado para hacer de esa noche una función única e irrepetible. En el escenario, Raúl demostraba una gran concentración y pasión en cada ejecución; por su parte, Sandra se entregaba en cada movimiento y en ambos se notaba una emoción contenida –que transmitieron con gran éxito al público–, mientras eran cobijados por la agrupación que les acompañó por más de una década, enmarcados por la música de música de Piotr I. Tchaikovsky interpretada por la Orquesta de Bellas Artes, que bajo la batuta del maestro Juan Carlos Lomónaco se lucÃa en todo su esplendor.
Por su parte, el público de todas las edades hacÃan suyo el máximo recinto cultural de nuestro paÃs con las fotos del recuerdo, todos –arriba y abajo del escenario– transmitÃan emoción y en la sala habÃa un halo de alegrÃa que todo lo invadÃa.
La parte escénica no quedó a deber, la reposición de la coreografÃa de Jane Bourne sobre el original de Cranko –quien concibió esta pieza basado en el poema de Alexander Pushkin–, resultó un buen trabajo que cumplió tanto en el nivel técnico como en la parte dramática.
Raúl como el cÃnico y arrogante aristócrata y Sandra como la tierna joven que después serÃa soberana lograron en conjunto con toda la CompañÃa un ballet exitoso que –sin duda– también convencerá a quienes asistan este domingo 28 a despedir a esta singular pareja que deja historia en la CompañÃa Nacional de Danza.
Cabe destacar que en esta minitemporada también se llevará a cabo una presentación el jueves 25, con las actuaciones de Erick RodrÃguez y Agustina Galizzi en los papeles principales.
“Tanto Sandra y Raúl son artistas que me resultan muy familiares. Lo que más les admiro, ya como artistas de primer nivel, es esa búsqueda de calidad que llevan a cabo sobre cada una de las interpretaciones en ballets tradicionales, dramáticos o contemporáneos. Ellos siempre investigan y encuentran el detalle más sutil, el drama en su justa medida, la proyección escénica enriquecida, su inteligencia y calidad artÃstica en primer plano… Se van y nos dejan, y yo les reclamo que se queden un poco más.†Carlos López, regisseur de la CompañÃa Nacional de Danza.
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