Teatro

La lechuga… el perfecto pretexto para que reclamos y viejas rencillas salgan a la luz

Por: Roberto Sosa — 24 de junio, 2013

Sebastian Sanchez Amunategui lleva a escena La lechuga. Centro Cultural Un Teatro, junio 2013 La decisión de desconectar a un padre después de 9 años de permanecer en coma, es difícil. El día que cumple años, sus tres hijos se reúnen como cada año para “celebrar”, sin embargo en esta última ocasión será diferente, Virginia lo ha cuidado todo este tiempo, pero Héctor –su marido– ya no está dispuesto a seguir con esta situación.

Los otros dos hermanos se niegan a cargar con el “vegetal”; Víctor es padre de seis hijos, además su esposa Dora está en espera del séptimo vástago; por otra parte, Vinicio es gay y nunca tuvo buenas relaciones con su padre, situación que nunca le ha importado, le ha dado exactamente lo mismo. Sin importar la problemática de cada uno, tienen que tomar una decisión para saber quién se hará cargo del padre, pero nadie quiere llevárselo y cada uno expone sus argumentos en una acalorada discusión.

Sebastián Sánchez Amunategui lleva a escena La lechuga. Centro Cultural Un Teatro, junio 2013 Con esta premisa, la compañía Realizando Ideas lleva a escena La lechuga, una comedia de humor negro escrita por César Sierra a partir de un concepto bastante ácido donde el escenario es un comedor de una familia promedio y el padre tiene todo el peso de la historia, no se ve, no aparece en la escena, pero todo gira en su entorno.

Se trata de texto que en su inicio, es un tanto lento, pero conforme se desarrolla la obra va “in crescendo” dando como resultado una buena reflexión teatral, por supuesto apoyada en un buen argumento y unos buenos actores que permiten al director el trabajar con facilidad las escenas y así obtener un resultado bastante aceptable.

Los actores son José Ramón Berganza, Catalina López y Héctor Kotsifakis, quienes dan vida a Víctor, Virginia y Vinicio, tres hermanos que no se soportan, pero se reúnen anualmente para celebrar el cumpleaños de su padre.

Sebastian Sanchez Amunategui lleva a escena La lechuga. Centro Cultural Un Teatro, junio 2013 Durante la cena, lejos de llegar a un consenso, la reunión familiar se convierte en un caos y estalla el momento en que aparecen los viejos resentimientos… Es así que el público asiste a una cena de cumpleaños que representa el perfecto pretexto para que reclamos y viejas rencillas salgan a la luz.

La lechuga se presenta sábados y domingos en el Centro Cultural Un Teatro, un perfecto escenario para vivir la experiencia del teatro dentro del teatro, lo cual provoca que el espectador se sienta como una especie de voyeur de situaciones que lo llevan de la tensión a la carcajada.

Un Teatro, inaugurado en febrero de 2011, es un espacio que cuenta con una galería para exposición y venta de arte contemporáneo, un foro para presentaciones públicas de teatro, danza, músicay performance, laboratorios, talleres, conferencias, presentaciones de libro, además de departamento-estudio para residencias artísticas nacionales e internacionales.

Sebastian Sanchez Amunategui lleva a escena La lechuga. Centro Cultural Un Teatro, junio 2013 Es importante destacar que cada vez se abren más espacios alternativos como este que dirige la bailarina Jessica Sandoval y también sirve como sede de Realizando Ideas, dedicados al quehacer teatral y en general para la expresión artística; pequeños escenarios que los creadores escénicos han acondicionado ante la poca oportunidad que existe en los recintos institucionales. Otro buen ejemplo –entre otros más– son los trolebuses escénicos localizados en las mismas calles de la Condesa.

La lechuga, una visión escénica de Sebastián Sánchez Amunátegui, aborda el problema de familias que viven por encima de sus posibilidades, gritando en privado lo que disimulan en público y viendo en el otro, el error que no quieren reconocer en sí mismos. Fotos: ALR/ Conaculta.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.