La Tequilera: como buena mexicana sufriré el dolor tranquila…

Por: Susana Fernández — 6 de junio, 2017

“Hay quien llega a la vida con su maleta vacía…”, fragmento de La Tequilera, puesta en escena escrita por Ximena Escalante dirigida por Antonio Serrano que actualmente se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.

Con el excelente manejo de dos disciplinas que en esta ocasión se enriquecen la una a la otra –el cine y el teatro–, Antonio Serrano lleva a escena, La Tequilera, un texto de Ximena Escalante inspirado en la novela de Alma Velasco sobre la vida de Lucha Reyes, icónica intérprete mexicana que transformó la canción popular a principios del siglo XX.

Utilizando el espacio y capacidad del Teatro Juan Ruiz de Alarcón, el maestro Serrano permite al espectador adentrarse en la psique de una mujer apasionada con terribles demonios a cuestas que permanentemente le impidieron alcanzar la felicidad.

Desarrollada en dos planos, la obra hace uso de una pantalla colocada arriba del escenario para mostrarnos algunas escenas que vive la cantante, un truco casi cinematográfico que agiliza la narración, mientras en paralelo, en el escenario teatral se acentúa el peso del drama, ambos lenguajes se complementan y hacen de La Tequilera una puesta dinámica que impide cualquier distracción.

En este sentido, cabe resaltar el acento que Antonio Serrano otorga para reforzar la expresión de los personajes, imágenes que enfatizan la expresión de los actores, quienes –a excepción de Daniela Schmidt y Carolina Politi– tienen a cargo diversos personajes, una técnica que recuerda el hábito cinematográfico que en este juego de paralelos con el teatro permite al público conectar de una forma especial con la narrativa y así, observar cómo vive cada personaje su propia historia.

Por lo menos hay hijas que tienen madre…
Marcada por el abandono de su madre y una relación de abuso constante por parte de ésta, la mirada de Daniela Schmidt, nos regresa a una juventud inocente, donde Lucha Reyes de forma cándida se califica: “como soy burra pa´ la escuela, sólo quiero cantar y ganar dinero”. Así, en una gran despliegue actoral que nos regala múltiples matices, la actriz descubre ante el público a esa mujer insegura que al saberse totalmente necesitada de afecto es incapaz de lidiar con su propio éxito.

Daniela Schmidt y Carolina Politi, como la madre de ésta, brindan un tête à tête desalmado y profundamente significativo que va descubriendo la tragedia de Lucha Reyes. Ambas mujeres representan las dos caras de la moneda, ambas son débiles y sufren las carencias del desamor, así, presas de sus adicciones, son incapaces de comprometerse con la vida.

Sin embargo, la diferencia radica en la forma en que cada una lo confronta, eso queda plasmado claramente en la historia, sin embargo la pesadumbre que ambas cargan es despiadada, el infortunio pesa tanto como la estupidez, dos características tan profundamente marcadas que en el público despiertan la conmiseración hacia una y el aborrecimiento hacia la otra.

Cabe señalar que si bien el duelo de actuaciones entre Daniela Schmidt y Carolina Politi es inmejorable, éste no puede sostener por si sólo el difícil sentido dramático de la historia, para lograrlo La Tequilera se apoya en el desarrollo actoral de Mauricio Isaac, Paulette Hernández, David Medel, Arantza Ruiz y Arturo Barba. Finalmente, el elenco completo mantiene el ritmo y calidad de cada escena, un trabajo redondo que permite apreciar a un equipo de histriones que se desenvuelve como una perfecta máquina de relojería suiza que camina sincronizada y en perfecta armonía.

Desde nuestro particular punto de vista, La Tequilera es un merecido homenaje a una mujer que redefinió un género musical netamente machista, a una artista que rompió los paradigmas de su tiempo, a un ser humano que alcanzó el éxito y sin embargo fue incapaz de combatir los fantasmas del abandono, la inseguridad, el alcoholismo y la incapacidad de ser madre. Una suerte de rememoración para las generaciones presentes, aquellas que no saben su nombre pero que de igual forma se enfrentan a problemáticas similares y por supuesto han cantado las legendarias canciones de Lucha Reyes.

De esta forma, el texto de Ximena Escalante y la dirección de Antonio Serrano regresan a nuestra memoria la figura de Lucha Reyes, “La Tequilera”, una artista que gustaba de interpretar los temas que eran como la bebida embriagadora, llenos de emoción, sentimiento y mucha pasión.

Con la coreografía de Marco Antonio Silva, la escenografía de Adrián Martínez Frausto, la iluminación de Tenzing Ortega, el vestuario de Estela Fagoaga, La Tequilera ofrece una breve temporada –de jueves a domingo hasta el 2 de julio–, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario, una historia conmovedora que ahonda en la vida de una mujer sin brújula que se sumió en un frenesí tan profundo que se ahogó en su propia miseria.

“Esta obra no es la historia de su desgarrada vida. Tampoco es una evocación de su propia memoria, ni la descripción de sus últimos y trémulos días. Es un homenaje, que inspirado en la novela de Alma Velasco, pudiera servir para complacer su último deseo: que su voz, sus canciones dolidas o festivas regresen a la vida, después de su lamentable suicidio. Su intangible legado, vibra hoy”, Ximena Escalante. Fotos: José Jorge Carreón.