Danza

Homenaje a Marius Petipa por la Compañía Nacional de Danza en el Palacio de Bellas Artes

Por: Enrique R. Mirabal — 15 de agosto, 2017

Compania Nacional de Danza presenta Homenaje a Petipa en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2017 No podríamos imaginar, ni en el presente ni en el pasado siglo, la existencia de las compañías de ballet en cualquier lugar del planeta sin el legado de las enseñanzas y las creaciones de Marius Petipa, un marsellés nacido en 1818 y fallecido en Crimea en 1910.

Las andanzas del bailarín y músico nacido en una familia de artistas lo hizo vagar por varios países europeos, iniciando periplo en Francia con una fructífera escala en la corte española donde trabó conocimiento de las danzas nacionales y regionales de la península, hasta su llegada definitiva a Rusia en 1847, precedido de la fama que su trabajo como bailarín solista y compañero de algunas de las famosas bailarinas románticas fue la carta de presentación que le permitió acceder a los Teatros Imperiales rusos como una novedad que se hizo consuetudinaria e indispensable por el resto del siglo XIX.

Petipa, además de bailar, trabajó como asistente de algunos de sus colegas franceses como Arthur Saint-Léon y Jules Perrot quienes, en diferentes momentos, fueron maestros principales y coreógrafos en los Ballets Imperiales.

Compania Nacional de Danza presenta Homenaje a Petipa en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2017 La escuela francesa que apareció en Rusia desde los tiempos de Charles-Louis Didelot (no confundir con el escritor y filósofo francés de la Ilustración, Denis Diderot) tuvo su continuación con estos maestros y se reforzó con la llegada del sueco Christian Johansson, alumno de August Bournonville, quien desarrolló su variante de la escuela francesa en Dinamarca.

En este melting pot de diferentes pero complementarias corrientes y estilos en el ballet, Marius Petipa terminó por cohesionarlas y sacar de ellas su propio camino para fundar y llevar al más alto grado de evolución lo que hoy conocemos como escuela rusa de ballet.

El inicio de Petipa recreando coreografías que había aprendido en Francia, tuvo su siguiente paso con la aportación de un énfasis especial en la técnica de los bailarines, la cohesión del corps de ballet que pasaría, de ser un simple decorado, a una parte fundamental en el montaje de los ballets, diseñando para el conjunto de bailarines coreografías más complejas y elaboradas que se convertieron en su impronta artística a la par que introdujo una estrucutra definitiva al trabajo de la bailarina y su partenaire hasta alcanzar niveles nunca antes vistos de virtuosismo.

Compania Nacional de Danza presenta Homenaje a Petipa en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2017 Otro rasgo característico de Petipa es la inclusión de bailes de corte y populares dentro de sus ballets. Estas llamadas danzas de carácter o folklóricas eran esperadas por el ávido y muy conocedor público de San Petersburgo en cada nueva entrega del coreógrafo.

Giselle, Coppélia y El corsario, entre otras obras, cobraron su rumbo definitivo que es el que han heredado todas las compañías de ballet del mundo a partir del trabajo de Petipa. Junto a sus reelaboraciones de ballets procedentes de Francia, Petipa comenzó a trabajar con los músicos de la corte y a montar sus propios ballets con absoluta libertad creativa y un entusiasta respaldo económico de los fondos del Imperio zarista.

El resto es historia que aún hoy perdura: La bella durmiente, Raymonda, Don Quijote, La Bayadera, Paquita, Esmeralda, El lago de los cisnes, El cascanueces, Las estaciones, Talismán, El espejo mágico… que han llegado hasta nuestros días en forma completa o por la supervivencia de algunos fragmentos.

Compania Nacional de Danza presenta Homenaje a Petipa en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2017 Cada cierto tiempo se reviven sus ballets o se reelaboran a partir de apuntes, anotaciones y crónicas de la época intentando revivir el espíritu y el quehacer de Petipa. La hija del faraón, en reconstrucción de Pierre Lacotte, El despertar de Flora en versión del petersburgués Vikharev o La Esmeralda que Yuri Burlaka recreó para el Bolshoi y que también montó para la Compañía Nacional de Danza son ejemplos de la trascendencia de Petipa en nuestros días.

No solamente en estas reposiciones pervive el legado de Petipa. En todo ballet de corta o larga duración que cualquier coreógrafo contemporáneo emprenda está la huella de Petipa de la misma forma que en toda narración actual en lengua castellana, por muy experimental, deconstructiva o como se prefiera llamar, perpetúa las proezas que Cervantes nos heredó.

Compania Nacional de Danza presenta Homenaje a Petipa en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2017 En la breve temporada que la Compañía Nacional de Danza nos ofrece en el Palacio de Bellas Artes, a manera de Homenaje a Petipa, se podrán apreciar las virtudes que desarrolló el artista francés, ruso de corazón, como en la famosa escena que se desarrolla en el Reino de las sombras del ballet La bayadera, en la que podremos constatar la pureza del clasicismo, el refinado engarce de la pareja protagónica en el melodioso adagio y las variaciones y coda que le corresponde bailar a la pareja protagónica.

Al mismo nivel, el proverbial descenso de los espíritus de las bayaderas en sincronía ejemplar desde la cima de una montaña escenográfica hasta alcanzar el Valle de las sombras. Todas las bailarinas del cuerpo de baile deben moverse en uniforme y acompasado movimiento hasta ocupar el escenario.

El espíritu medieval de las Cruzadas se resume en las bodas de Raymonda con su héroe que regresa de Jerusalén. Bailes de carácter como czardas y mazurkas más un Grand pas para lucimiento de la pareja y sus pajes y damas de compañía complementan la atmósfera festiva.

Compania Nacional de Danza presenta Homenaje a Petipa en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2017 Con Don Quijote, se cierra el programa de la Gala en Homenaje a Petipa que la Compañía Nacional de Danza ofrece en el Palacio de Bellas Artes. No hay mejor ballet para terminar la velada en lo más alto: Danzas españolas, grandes momentos de lucimiento para los protagonistas, también en sus bodas con una festiva música de acompañamiento ideal para expresar gozo y exhibir todos los dones que los bailarines atesoran como su carta de presentación. Una magnífica oportunidad para apreciar la esencia del ballet clásico y disfrutar lo que Marius Petipa nos heredó. Fotos: Fabien Cruz.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.