Midori… nos regaló una emotiva Ave María de Franz Schubert

Por: Claudia Magun — 30 de octubre, 2017

Midori se presento en el Palacio de Bellas Artes, octubre 2017 “Hay algo romántico en todas piezas que interpretare, todo tiene un balance en cuanto a las perspectivas auditivas, estilísticas e históricas. Siempre trato de contrastar y al mismo tiempo que tengan algo que les de unidad…”, Midori.

Que se puede decir del concierto que ofreció Midori Goto –mejor conocida como Midori– el pasado jueves 26 de octubre en el Palacio de Bellas Artes. Pues, podríamos hablar de su talento, estilo, presencia y carisma, cualidades que nos descubrió en cada una de las piezas que integraban el programa que escuchamos esa noche, se trató –como ella misma dijo– de una selección balanceada que realmente cautivo a todos, en la parte clásica, incluyó dos piezas de autores germanos: Sonata para violín No. 3 de Franz Schubert y Sonata para violín No. 2 Johannes Brahms.

En la parte contemporánea, Midori nos mostró que es una artista visionaria que gusta de este género, para esta única presentación en el Palacio brindó dos sonatas representativas, una del rumano George Enescu (1881- 1955) y otra más de Paul Hindemith (1895-1963), compositor alemán nacionalizado estadounidense.

Midori se presento en el Palacio de Bellas Artes, octubre 2017 Así, disfrutamos de cuatro obras emblemáticas para este instrumento que vibraron acompañadas por la pianista lituana Ieva Jokubaviciute, una intérprete que seguramente fue invitada por Midori para acompañarla en este recital como la pareja perfecta para enmarcar su actuación. Sin duda se trata de una pianista relevante que –como la describe el Washington Post–: “posee inteligencia e ingenio afiliados, así como una sutil, compleja, cautivadora e imposiblemente detallada técnica en todos los sentidos”. Cualidades que pudimos constatar a partir de la perfecta armonía que se escuchaba entre el piano de Ieva Jokubaviciute y el violín de Midori.

Que, más se puede decir de este concierto de la elegante y a la vez sencilla personalidad de la japonesa, pues que todo el público quedó subyugado ante la emotiva evocación que Midori nos regalo como preámbulo de este recital en Bellas Artes, una interpretación fuera del programa, dedicada a los afectados por el sismo del pasado 19 de septiembre, en una sublime evocación al violín (Guarnerius de 1734 del Gesú «exHuberman» de 1734, donado de por vida por la Fundación Hayashibara) del Ave María de Franz Schubert.

Midori se presento en el Palacio de Bellas Artes, octubre 2017 Pero más allá de esta noche maravillosa en Bellas Artes, podemos decir que esta delicada silueta que nos recuerda a una porcelana oriental, demostró en esta actuación el porque es considerada una de las grandes violinistas en la escena internacional, además de una trabajadora incansable, es como una hormiguita que a pesar de tener una apretada agenda con presentaciones en diversos escenarios del mundo, encontró tiempo para esta visita a la Ciudad de México.

No sólo fue este concierto en Bellas Artes, también se presentó en el Centro Cultural Teopanzolco, al norte de la capital de Morelos, en un concierto para recaudar fondos que se utilizarán para beneficiar a los damnificados del temblor, además de contribuir en la reconstrucción de la antigua estación del ferrocarril en Cuernavaca que albergará la Academia de Música de Tito Quiroz, amigo cercano de la violinista y promotor de esta visita y de su presentación en Bellas Artes.

Midori se presento en el Palacio de Bellas Artes, octubre 2017 Una más de las causas sociales a las que Midori apoya, ya que la violinista no sólo ocupa su tiempo y su fama para cautivar al público, ella a lo largo de una carrera de más de tres décadas, ha hecho de la música un pretexto para colaborar con los más desprotegidos. Y lo hace desde hace 25 años con su fundación Midori & Friends que tiene como propósito apoyar a la educación de diferentes comunidades en Estados Unidos, Europa y Asia, labor social que le ha significado el reconocimiento de las Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial.

Más allá de este breve comentario sobre la visita altruista que mucho se le agradece a Midori, podríamos hacer una, no tan grata, observación sobre el concierto en el Palacio de Bellas Artes, que sin demeritar la inolvidable velada, tuvo dos inconvenientes, la primera, el tráfico para llegar fue terrible, como ya se ha hecho costumbre Avenida Juárez estaba cerrada y el acceso por las diferentes calles del Centro Histórico era agobiante; la segunda, una sala que “una vez más” que resultó semi vacía –perdón por insistir, pero lo mismo paso hace dos semanas con el concierto de la English Chamber Orchestra–, lo cual se arregló cuando bajaron a la gente que ocupaba los pisos de arriba. Qué será lo que pasa con los capitalinos que este emblemático escenario no se llena, por qué la apatía, será el tráfico para llegar hasta el Centro Histórico, o qué les sucede…?

Midori se presento en el Palacio de Bellas Artes, octubre 2017 En fin, esperemos que para la próxima presentación de Voces 8, ensamble vocal de origen inglés, que llegará a este mismo escenario el próximo martes 28 de noviembre, con un programa que lleva por título Choral Dances (Cantos y Danzas del Renacimiento al Siglo XX), el cual contempla la interpretación de canciones populares de México y Estados Unidos, no haya marchas y la gente se quiera aventurar y llegue a este concierto y, así este escenario que los artistas extranjeros refieren como uno de los más bellos en el mundo, lo veamos con todas las butacas ocupadas…

Pero, para cerrar con broche de oro esta presentación de Midori Goto en el Palacio de Bellas Artes, podemos congratularnos con el agradecimiento que tuvo hacía el público que mucho la gozo y le aplaudió en una despedida que finalizó con una tercera interpretación de Paganini que, como cereza en el pastel, resultó -sencillamente- maravillosa…

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.