David Garrett, ofrece un concierto de obras clásicas en el Palacio de Bellas Artes.

Por: Claudia Magun — 8 de febrero, 2017

David Garrett, acompanado al piano por Julien Quentin se presenta en el Palacio de Bellas Artes, febrero 2017 “La necesidad de libertad y de unión es más fuerte que cualquier muro, y si no lo creen, vean lo que ocurrió en Berlín”, David Garrett.

El fenómeno mediático del violín, quien se presentó en marzo del año pasado en el Auditorio Nacional –tres fechas incluidas en la gira Greatest Hits de David Garrett–, regresa a la Ciudad de México para ofrecer en esta nueva visita cinco conciertos en el Palacio de Bellas Artes, las primeras actuaciones fueron ayer martes 7 y hoy miércoles 8, continúan el viernes 10, el sábado 11 y el lunes 13 de febrero.

“Será mi primera vez en este maravilloso foro. He escuchado a muchos de mis colegas hablar de su belleza estética y acústica. Me he presentado con mi grupo en dos ocasiones en México, con mi proyecto de crossover –en el que fusiono el pop con la música sinfónica–, pero ahora lo haré con música de concierto, que es mi hogar y mi vida”, David Garrett.

David Garrett, acompanado al piano por Julien Quentin se presenta en el Palacio de Bellas Artes, febrero 2017 Un evento fuera de la programación oficial del Palacio que lleva la firma de OCESA y los boletos se venden a precios –de 1700 a 4000 pesos– que van más allá del costo habitual que se cobra para asistir a cualquier concierto de muchos de los artistas internacionales invitados por la institución oficial, un gasto que realmente suena estratosférico, pero como se trata de una figura cuyo prestigio no radica en su talento y calidad interpretativa, que no se le niega, sino en su impactante éxito mundial que convoca a un público diferente al que regularmente asiste al Palacio.

De presencia artística y nata sensualidad, David Garrett es una de esas figuras con una proyección muy provocativa que triunfa ante cientos de seguidores –en su mayoría femenino– que al igual que gusta de Chayane o Luis Miguel, aman a este guapísimo alemán que nació hace casi 37 años (4 de septiembre de 1980) y hoy representa la perfecta quimera del marketing, la cual traspasa el concepto del intérprete de música clásica cuyo prestigio recae en su talento interpretativo aunado a estudios y trayectoria profesional.

David Garrett, acompanado al piano por Julien Quentin se presenta en el Palacio de Bellas Artes, febrero 2017 La fama de este violinista no es obra de la casualidad, su formación clásica le viene desde su formación en el Conservatorio de Lübeck y más tarde en Berlín, para concluir en Nueva York donde profundizó en el conocimiento de la música, estudiando musicología y composición, en esta importante institución se graduó en el año 2004.

En su trabajo como concertista de música académica ha tenido una carrera muy acertada con un sin fin de presentaciones en importantes escenarios y una atractiva colección de producciones discográficas. Con el tiempo traspaso el establishment de la llamada música culta, y decidió franquear las reglas e introducir las obras de los compositores clásicos a los jóvenes.

Así, se encontró con la sonoridad del rock, el pop y el blues, su triunfo fue completo y la fama le llegó como la espuma, sin sentirla, sin embargo los verdaderos melómanos lo tienen relegado como un intérprete que no conocen, si acaso lo recuerdan por ser señalado en el Libro Guinness de los Récords –desde mayo de 2008– como el violinista más rápido.

David Garrett, acompanado al piano por Julien Quentin se presenta en el Palacio de Bellas Artes, febrero 2017 “Los mejores compositores de todos los tiempos, como Rajmaninov, Brahms, Beethoven o Bach tienen algo en común: estaban más allá de su época y trataban de buscar la diferencia, lo novedoso; se arriesgaban”, David Garrett.

La carrera de Garrett evolucionó con el encuentro del tan sonado “crossover”, un estilo que abordó a los 25 años y le significó la cúspide en su camino como instrumentista y por supuesto la fama en un mundo más generoso –más comercial–, donde el violinista se encontró con un verdadero club de fans y una vida más $ustantiva. Al tiempo vino el séptimo arte, como protagonista de la película El violinista del diablo (The Devil’s Violinist), donde caracterizó al icónico a Niccolò Paganini en un trabajo de Bernand Rose, para algunos cinéfilos un desastre, para muchos de los común y corriente una historia maravillosa y, para la gran mayoría de las féminas el hombre que les gustaría para vivir una “notte selvaggia”.

David Garrett, acompanado al piano por Julien Quentin se presenta en el Palacio de Bellas Artes, febrero 2017 Sin embargo, su vida no ha cambiado, la música sigue siendo su pasión, trátese de lo que se trate, para Garrett la calidad no se distingue entre la música de concierto o en categorías más populares: “en la música, como decía Leonard Bernstein, uno de mis ídolos musicales, no existen géneros buenos o malos, sino buena o mala música. El hecho de incursionar en tanta diversidad es lo que me mantiene fresco y curioso”.

“Es importante seguir tu corazón y lo que quieres hacer en la música. Nunca he grabado o interpretado determinado tipo de música u obra únicamente para tener éxito, solo aquello que me gusta”, David Garrett.

En estas presentaciones en el Palacio de Bellas Artes, David Garret ofrece un programa totalmente clásico donde acompañado por el pianista francés Julien Quentin ofrece momentos culminantes de piezas para violín creadas por célebres autores, como Henryk Wieniawski, Serguei Prokofiev, Piotr Ilich Chaikovski, Nikolai Rimski-Korsakov, Pablo de Sarasate y Fritz Kreisler.

David Garrett, acompanado al piano por Julien Quentin se presenta en el Palacio de Bellas Artes, febrero 2017 Como protagonista principal de cada concierto, interpreta Humoresque, del checo Antonín Dvořák, donde el violinista se divierte con las notas de su violín y el acompañamiento del piano. “Se trata de una partitura que tiene referencia melódica en la música popular actual: la progresión armónica en la mitad de la obra fue utilizada por Coldplay en su canción Viva la vida”, David Garrett.

En total, un programa donde David Garrett como buen amante de la música proyectará lo mejor de su genialidad a través de su instrumento, un violín manufacturado por Antonio Stradivari en 1718 que por su origen permite apreciar el talento del intérprete.

Así, que estas presentaciones en el Palacio de Bellas Artes, además de un reto para el músico alemán significa un compromiso para este emblemático recinto que con la presentación de David Garrett emprende el compromiso que implica aventurarse con OCESA al aceptar un evento que normalmente se programa para un escenario como el Auditorio Nacional. Buena ventura para este artista que ostenta el aval de sus presentaciones en importantes foros donde triunfan los grandes de la música clásica.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.