El chico de la última fila, una mezcla de lo real con lo imaginado

Por: Interescena informa — 5 de octubre, 2015

José María Mantilla lleva a escena El chico de la última fila, un thriller psicológico que deja ver la irresistible fascinación que sentimos por la vida de los demás, un ejercicio voyerista que a través de las experiencias de un joven inexperto expone el vacío que impera en la sociedad moderna.

Es la historia de Claudio, un estudiante de 17 años que se sienta en la última fila del salón de clases y casi no tiene amigos, excepto Rafa, con quien establece un intercambio de conocimientos –uno le enseña al otro matemáticas y filosofía– y en el otro extremo Germán, profesor de literatura de ambos.

Todo inicia cuando Claudio realiza una perfecta redacción en una tarea escolar, suceso que despierta en Germán un entusiasmo desmedido por seguir descubriendo la historia que Claudio ha comenzado. En paralelo, el chico se involucra poco a poco y peligrosamente en la vida de los personajes.

Con la actuación de Anna Ciocchetti, Carlos Corona, Luis Miguel Lombana, Paloma Woolrich, Jorge Caballero y Mauro Sánchez Navarro, El chico de la última fila se presenta martes y miércoles (hasta el 28 de octubre) en el Teatro Benito Juárez, un texto de la pluma del español Juan Mayorga quien plantea muchas interrogantes filosóficas sobre el poder de la literatura como un detonador de conflictos existenciales y a la vez que exhibe el choque que existe entre el arte moderno y las formas tradicionales.

“La literatura es importantísima, justo una de las propuestas del autor es hacer creer al espectador que la historia se escribe en el momento que la estamos presenciando, justo ahí radica la importancia también de la temporalidad y el espacio, algo que tanto yo como los actores tenemos muy bien definido. Vale la pena destacar que es una obra llena de arquetipos tanto en los autores de los que se vale para contar la historia como de los personajes”, José María Mantilla.

Una página en blanco que comienza a llenarse cuando se levanta el telón, una mezcla de lo real con lo imaginado a través de los personajes y sus diferentes puntos de vista y de las opciones de cómo debería ser contada esta historia donde maestros y discípulos, padres e hijos, unos ya han visto demasiado, otros aprenden a mirar en una propuesta sobre los que eligen la última fila: aquella desde la que se ven todas las verdades y las mentiras.

“Se trata de una texto muy vigente que plasma esa necesidad que tenemos de enterarnos siempre qué pasa con los otros e incluso pensamos que es más interesante la vida del otro que lo que ocurre con nosotros mismo y a veces no nos damos cuenta que ello puede llegar a ser ciertamente peligroso”, José María Mantilla.