Danza

Tándem, inicia las actividades dancísticas en el Teatro Legaria

Por: Fritzi Mazari — 1 de febrero, 2009

Tándem presenta Miguel Angel: Explosión de un autorretrato en el Teatro Legaria, febrero 2009 Convertido en un oasis para la danza al norte de esta caótica ciudad, el Teatro Legaria inicia sus actividades escénicas con la presencia de la compañía de danza contemporánea Tándem y dos de las obras de su repertorio, Miguel Angel: Explosión de un autorretrato y Mozart y las nubes, sobre éstas y su participación en este espacio nos habla la directora de la agrupación, Leticia Alvarado.

En relación a las dos obras que presentarás, ¿qué marca la diferencia entre un espectáculo para niños y una obra de corte adulto?
Definitivame la obra dirigida a un público infantil debe ser estructurada de acuerdo a los intereses de la edad de los niños a quien va dirigida, ya que existen cambios significativos sicológicos, cognitivos y sociales en desarrollo, los cuales se deben tomar en cuanta para cumplir los objetivos estéticos de la obra.

Tándem presenta Miguel Angel: Explosión de un autorretrato en el Teatro Legaria, febrero 2009 ¿Cómo abordar la obra de Miguel Angel desde un discurso coreográfico?
La obra está concebida como una explosión de imágenes en movimiento, no hay escenografía. Se trata de doce escenas –todas distintas entre ellas– que se sustentan básicamente en la técnica y expresión corporal de los bailarines, donde el detonador principal es la obra escultórica de Miguel Angel, como el cuerpo desfallecido de Cristo en La Piedad, el cuerpo a punto de levantarse de Moisés, el dedo índice del Creador dando vida y señalando al hombre perfecto en La Capilla Sixtina o el David, ejemplo de belleza imperturbable.

Tándem presenta Mozart y las nubes, en el Teatro Legaria, febrero 2009 En Mozart y las nubes, ¿cuál es el punto de partida?
La obra está inspirada en la “La Flauta Mágica” del propio Mozart, así como en la obra pictórica de René Magritte y surge de la búsqueda de reunir diversos elementos como la riqueza de sus armonías, su trama imaginativa y otros aspectos en torno al compositor y su obra. En la parte dancística, la flauta es como el puente mágico que nos permite transitar con este creador a través de sus circunstancias. Magia y realidad, vuelo y raíz de un niño maravilloso que seduce, atrapa y libera la imaginación del mudo testigo que somos todos ante la creación.

¿Cómo percibes el escenario del Teatro Legaria como foro dancístico?
Es muy importante la labor que el coreógrafo Raúl Parrao está realizando al abrir este espacio para la danza. Ojalá se abrieran más espacios como éste y no depender de los mismos teatros de siempre, donde el público difícilmente asiste y el cual a veces prefiere quedarse en casa para su comodidad y seguridad. Este espacio acerca a otro tipo de público y es importantísimo darle la difusión y el apoyo que merece.

Tándem presenta Mozart y las nubes, en el Teatro Legaria, febrero 2009 ¿Qué significa para ti hacer danza?
Es mi forma de expresión más íntima y universal. La danza representa un permanente ejercicio para cualquier ser humano que se acerca a ella, es la oportunidad de reinventarse y redescubrirse. El bailarín establece en su danza una comunión con el espectador única, donde todo lo que no se dice y nunca se podrá describir con palabras queda impreso en la memoria. Conmoción de imágenes que abren otras dimensiones del ser para siempre.

Con la presentación de Tándem Compañía de Danza y las coreografías Miguel Angel: Explosión de un autorretrato, (13 al 15 de febrero) y Mozart y las nubes que se presentará sábados y domingos de febrero a las 13:30 horas, el Teatro Legaria busca abrir un espacio para la danza en otro punto de la ciudad, una oferta cultural más que necesaria.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.