Memoria desvanecida, una percepción insondable sobre todo lo que somos

Por: Claudia Magun — 23 de marzo, 2017

Óscar Ruvalcaba presenta Memoria desvanecida, una introspección coreográfica que abre una profunda interrogante sobre los sentimientos y las culpas, un despertar del alma donde los fantasmas desaparecen y se encuentra con el yo escondido: “Es una memoria desvanecida del padre, uno más de sus recuerdos y un canto de esperanza a la voluntad de renacer, como un fénix, firme y masculino, ante sus ojos asombrados”

Una obra que descubre aquella figura del padre que permaneció atrapada en los remansos del alma, que por años se escondió en el misterio de la memoria como una fotografía olvidada y empolvada por las circunstancias de vida… es el renacer que viene con el perdón, es aquello que por años no se entendió, es dejar atrás los rencores y encontrar la aceptación, es el encuentro espiritual de Óscar Ruvalcaba con Marcos Sánchez.

Dos cómplices de vida que abren su mente y su espíritu hacía lo incomprensible, hacía aquello que los encadenó y les dejo una huella tan profunda que sólo el tiempo pudo borrar. Hoy es una ventana que se abre a la escena coreográfica como un remanso de generosidad que se descubre en el perdón.

Y por supuesto una pregunta obligada para comprender mejor el personaje en esta creación de Oscar Ruvalcaba ¿Porqué el padre como protagonista de una obra, cuando por lo general es la es la madre…?

“Precisamente por eso, porque que es importante revisar la figura del padre. Me parece que es un distintivo ausente o desdeñado, con unas características muy particulares que delatan el rol definitivo de un matriarcado imperante que tiene que ver con el mestizaje, si hablamos de que México es una nación mestiza surgida del cruce entre los indios y los españoles, hay como esta idea del padre castrante, que lapida, no es un padre amoroso, no es cuidadoso, es violento.

Yo creo que uno de los factores a revisar es justamente esta especie de beatificación de una madre como emblema del sufrimiento, casi santificada y el padre como un paradigma maligno, indiferente y cruel, y en la obra es una forma personal que estamos atendiendo tanto Marco como yo de revisar nuestra historia personal donde el padre ha sido esa figura bastante difícil de manejar, impredecible, ausente y muy problemática ante nuestro cuestionamiento de vida. Es como una manera de incidir sobre eso, porque me he dado cuenta que mi vida ha estado muy determinada por esta carencia del padre, de la figura masculina, amorosa, congruente y con ese sentido de masculinidad potente”, Óscar Ruvalcaba.

Es una historia que Ruvalcaba considera que va a generar más de una sorpresa al darse cuenta de cómo somos permeables a la vida del arquetipo y cómo nos vamos a reconocer a nosotros mismos y cómo vamos a ampliar nuestra concepción y percepción de lo que significa un ser humano, una persona y lo que representa la posibilidad de la imaginación que es, lógicamente, lo que nos tratamos de acercar como creadores al espectador.

Son cinco escenas, que incluyen una obertura y un epílogo en un trabajo artístico muy profundo que descubre el cuerpo y la manera de moverse en busca de una textura energética y muscular para generar cinco cuerpos, estados de consciencia que son lo mismo pero que están muy bien definidos.

“Son las experiencias personales en el marco de imágenes arquetípicas, esas que todos conocemos y que nos son comunes, modelos que están presentes en el tarot y cinco de sus arcanos mayores: El loco, El mago, La sacerdotisa, La emperatriz y El emperador. Es un universo que nos llevo a una reflexión acerca de las memorias y los arquetipos a través de un bailarín extraordinario que les da cuerpo y les ofrece al espectador para que despierte su memoria poética, porque más allá de ser un bailarín es un artista escénico que genera una sensibilidad en el escenario y la habita”, Óscar Ruvalcaba.

Sobre la música que se utiliza para provocar esa tan peculiar narrativa que se descubre en el escenario para ampliar la concepción y percepción de la Memoria desvanecida y lo que representa la posibilidad de llevarla al espectador como lector codificador de las estructuras del significado de la danza, Ruvalcaba, comenta, “seleccioné piezas de dos compositores clásicos, Jean-Philippe Rameau y Hector Berlioz; además de la contemporaneidad de los británicos de Test Department y el sentimiento minimalista de otro inglés, Max Richter, entre otras fórmulas melódicas que tienen el objetivo fundamental de complementar la imagen del arquetipo como algo vivo que tiene pulsión como generador de la danza”.

Memoria desvanecida, se presenta hoy jueves 23 y el sábado 25 para concluír funciones el próximo jueves 30 de marzo, en La Caja de Ex Esmeralda (San Fernando 14, Colonia Guerrero), una propuesta de Óscar Ruvalcaba y Marcos Sánchez que en su complicidad la conciben como “una obra híbrida y algunas veces disonante que ve las formas como algo más que la suma de sus partes”.

“Es una propuesta que representa el desafío de continuar siendo una compañía significativa para las nuevas generaciones, que cada vez están más alejadas del cuerpo y su fenomenología y más cercanas a la virtualidad de la imagen. No es tanto un simbolismo, sino un reto de seguir vigente después de casi 30 años de labor coreográfica. Es una obra donde el único punto de evocación poética es la habilidad escénica de Marcos Sánchez para crear un universo transformado en metáfora de movimiento, un punto donde el intérprete se vuelve indisoluble para la creación”, Óscar Ruvalcaba.