Danza

Lidy. La inmolación del yo, invita a la reflexión del por qué, cómo y para qué danzamos

Por: Claudia Magun — 14 de agosto, 2015

Foramen M. Ballet presenta Lidy. La inmolacion del yo, en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2015. Foto: Devora L. Rodriguez “Buscamos darle cuerpo a la palabra. Cuerpo a la sexualidad, a las relaciones. Al género. A lo social… De un sólo cuerpo, de un yo. Un yo que deberá inmolarse, para que se ponga a merced del deseo, en esa acción auténtica de estar/danzar entre los otros”, Marcos Ariel Rossi.

En el marco de la temporada de Danza en el Palacio 2015, la compañía Fóramen M. Ballet lleva a escena el estreno de Lidy. La inmolación del yo, una obra de Marcos Ariel Rossi que en sus palabras “descubre lo apocalíptico en función de la supervivencia y el espíritu, un acto de honestidad hacia nosotros mismos”.

Lidy, abreviatura de esta la última propuesta de Rossi, quien la describe como, “una invitación a inmolar aquello que ya no debe estar en el cuerpo, en el espíritu y en el alma”, no es una inmolación en el sentido fatalista del sacrificio por una causa, sino es el acto del desprendimiento, aquello que nos estorba como individuos pensantes para ser responsables de nuestro yo emocional, es encontrar la esencia de nuestro entorno afectivo.

Foramen M. Ballet presenta Lidy. La inmolacion del yo, en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2015. Foto: Devora L. Rodriguez “Es un pensamiento coreográfico en el que tratamos de darle espacio al otro para encontrarnos. Es el otro, el que nos dice y ubica. Vivimos en una coyuntura caotica donde es importante bajar la marcha del súper yo, del ego. Pensar más en lo humano”, Marcos Ariel Rossi.

La inmolación del yo es la expresión de Rossi, es esa visión que se fecunda en la experiencia que le han dado los años como testigo de la vida, es su percepción como individuo ante la conmoción que hoy existe de consumir por consumir.

Es una mirada de lo que somos a partir de los otros, esa continua repetición de nuestros defectos en los que caemos al dejar atrás nuestra identidad como seres espirituales, aquello que se tira por tratar de ser protagonista del yo que burdamente se pierde ante la necesidad de aprobación de los otros y dejamos de pensar en el yo humano.

Foramen M. Ballet presenta Lidy. La inmolacion del yo, en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2015. Foto: Devora L. Rodriguez Son escenas en movimiento que Rossi acompaña con la música de Federico Valdez, una mezcla contemporánea de amplio espectro donde convergen instrumentos acústicos, dispositivos electrónicos y un juego histriónico–gutural para articular una estética sonora que transforma la música en un lenguaje que da cauce al imaginario coreográfico y lleva la narrativa a un plano metafórico donde la velocidad, el vértigo y el sinsentido descubre el significado del yo y su tránsito por la vida postmoderna.

La escenografía y el vestuario, como dice Efrén Rojas, responsable de la creatividad, “complementa la idea de la desestructuración de condicionamientos e ideas preconcebidas de cómo es el ser humano, que siempre debe de ser simétrico. Una idea que se realizó con reciclados, materiales inusuales, plegados, origami y exturas físicas y visuales”

En sintesis, Lidy. La inmolación del yo es una estructura escénica donde la expresión teatral de José García y la interpretación dancística de Iratxe Ansa se encuentran con Fóramen para traer a la memoria una evocación intangible que como dice Rossi “invita a la reflexión del por qué, cómo y para qué danzamos; desde dónde queremos bailar, qué herramientas vamos usar y cuál es nuestro concepto escénico”.

Foramen M. Ballet presenta Lidy. La inmolacion del yo, en el Palacio de Bellas Artes, agosto 2015. Foto: Devora L. Rodriguez Una danza que el coreógrafo empata con su formación, con ese sentido del arte que hoy transforma en el escenario pero que tiene que ver con un origen callejero, en su natal Argentina, que se inició con Rossi bailando murga, “aquella expresión del carnaval relacionada con el origen negro donde se expresa lo que no puede decirse en otro lugar”, y se transformó en ese sentir arrabalero del tango que también hizo suyo y lo llevó a la danza contemporánea, la cual siempre tiene una carga de este género que él conserva e incluye en esa evolución constante que le ha dado su recorrido por la vida y por el escenario.

Fóramen M. Ballet presenta Lidy. La inmolación del yo, en dos funciones, mañana sábado 15 de agosto en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, una obra de Marcos Ariel Rossi, quien en complicidad con la danza hace un cuestionamiento a la farsa del súper yo y su dantesca alteración del ego. “Es la resistencia del hombre ante la imposibilidad de crecer y transformarse. Lo que sublima y nos sueña”, Marcos Ariel Rossi. Fotos: Luis Váldes y Devora L. Rodríguez.

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“Uno no debe permitirse salir al escenario sin estar preparado en cuanto al conocimiento del personaje que se interpreta, si el ballet tiene una historia hay que contarla y vivirla lo mas real posible. Como intérprete, el reto es hacer llegar y entender al público la historia solo con los movimientos del cuerpo”, Raúl Fernández, diciembre 2009.